Capítulo 578
Disfruté de la deliciosa comida.

Él me alimentaba mientras decía: —El médico ha insistido en que debes descansar bien. Después de que te den de alta, te quedarás en casa con la abuela. Si no logras comunicarte conmigo, no salgas de casa.

Asentí.

Lo que se avecinaba seguramente sería complicado.

No podía hacer nada más que intentar no ser una carga para Mateo.

Lo miré a los ojos, que estaban visiblemente enrojecidos, y le pregunté: —¿Por qué no has respondido a mis llamadas hoy?

—¿Has estado tan ocupado que ni siquiera has tenido tiempo para devolverlas?

Mateo, al escuchar esto, iba a dar explicaciones, pero yo suspiré y lo tranquilizaba: —¿Y no has tenido tiempo ni para comer?

Mateo esbozó una sonrisa: —Pensé que venías a reclamarme, pero veo que en realidad te preocupas por mí.

Le quité la cuchara y le di la sopa: —¿Por qué debería reprocharte?

—Lo que más me importa eres tú.

Mateo levantó una ceja, con un tono significativo: —No te preocupes, mi cuerpo siempre te hará feliz.

...

No
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