Capítulo 586
En el sanatorio de las afueras.

El hospital confirmó que Alfonso no corría peligro, pero su vida se reduciría a estar postrado en una cama.

Sin embargo, si se dedicaba a la rehabilitación, aún podría tener la esperanza de recuperar algo de movilidad.

Mateo solo lo llevó al sanatorio, omitiendo la rehabilitación y pagando una fortuna por cuidadores para su futuro.

Alfonso apenas podía articular palabras, con la boca torcida y una mirada perdida. Cada vez que abría la boca, la saliva se deslizaba.

Una enfermera le colocó un babero, uno similar al de los niños.

Nunca había experimentado tal humillación.

Se arrepentía de haberse dejado llevar por la ira y la emoción en aquel momento.

Mateo, al verlo así, sonrió con desdén.

—Deberías estar agradecido. Tienes una buena esposa. Si no, yo no te trataría con tanto cuidado.

—Tú, que siempre intentas controlarme, ¡observa bien cómo disfruto de mi libertad y orgullosa!

De regreso a Conjunto Los Jardines, Eloy anunció que iba a cocinar.

Me sorpre
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