Capítulo 564
No quiero que siempre se preocupen por mí, así que asentí con docilidad: —Está bien, lo entiendo.

Eloy, en un tono suave, dijo: —Ya está, descansa temprano. Las embarazadas no deben trasnochar.

—Tú también.

Colgué y, justo cuando dejé el celular, escuché la puerta abriéndose.

Inmediatamente me dirigí hacia la entrada, donde Olaia y Blanca intercambiaban miradas.

Mi abuela comentó: —Ven, quiero mostrarte las flores que tengo.

Olaia, muy colaborativa, respondió: —¡Claro!

Quien regresaba, por supuesto, era Mateo.

Abrí los brazos para abrazarlo, pero él me detuvo presionando mi hombro:—Estoy sucio y primero necesito ducharme.

Sus palabras sonaron extrañas.

Aunque ahora estaba embarazada, no debería haber sido tan precavida.

Salió a trabajar a la oficina, así que no debería haber estado sucia.

Justo cuando iba a preguntar, apareció un pequeño frasco negro.

Mis ojos brillaron: —¿Antídoto?

—Sí.

Él levantó una ceja con aire altanero: —¿Soy increíble o no?

Aunque su expresión era tranquila, mi
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