Capítulo 554
Los movimientos fueron rápidos y decididos.

Fue entonces que me di cuenta de que Mateo era bastante hábil.

Enzo fue pateado y cayó lejos, derribando una mesa llena de tazas.

El camarero se acercó, y Antonio enseguida se adelantó para hacer la transferencia.

—¿Cómo te atreves a lastimarla?

Estaba en los brazos de Mateo, recuperándome del susto, y noté la ira que lo envolvía.

Desde el principio, Mateo no soportaba a Enzo, y ahora que había revelado su verdadera cara, no sorprendía que estuviera furioso.

—¿Qué quieres hacer?

Enzo se levantó lentamente del suelo, se limpió la sangre de los labios y, de repente, sonrió con ironía. Su expresión se tornó oscura, pero no respondió a Mateo, solo me miró a mí.

—Delia, piénsalo bien.

—Mateo...

Su cambio fue demasiado repentino. Aún sentía un nudo en el estómago y mi corazón latía desbocado. Respiré hondo y miré a Mateo: —Quiero irme a casa.

—Está bien.

Mateo me abrazó mientras nos íbamos, pero Enzo interrumpió nuestro camino.

—Delia, ¿ya no quier
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