Capítulo 508
—¿Ah, sí?

Marc tenía una respuesta mordaz en la punta de la lengua, pero al ver esos ojos fríos bajo sus pestañas temblorosas, algo dentro de él titubeó por un momento: —Ven conmigo.

—¿Qué?

Leila no alcanzó a reaccionar antes de ver cómo el hombre de porte imponente se alejaba con paso decidido.

Miró a Rodrigo, que aún la esperaba, con cierta duda: —Señor Romero...

—No, no escuchaste mal.

Rodrigo echó un vistazo en dirección a su jefe, suspirando con cierta ironía.

Compensar a su exesposa ya era bastante, pero ahora intentaba redimirse con alguien que se le parecía.

Solo que, para la joven delante de él, no sabía si esto sería una bendición o una maldición.

Leila miró las tazas de café en sus manos, incómoda. Rodrigo hizo una seña a la recepcionista: —Llévalas al departamento de diseño y di que son de la señorita Blanco.

...

Al subirse al auto, Leila apenas se atrevía a respirar. Se esforzaba por calmarse.

Marc ni la miró, simplemente le dijo a Rodrigo: —Al Residencial Bahía Lunar.

—En
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