Capítulo 496
Aunque no estaba claro si sería despedida, lo cierto era que, cuando Delia regresara, la herencia de la familia Hernández debía dividirse, y ella al menos debía recibir la mitad.

¡Pero todo eso debería ser suyo!

Esa perra, ¿con qué derecho le quita lo que le pertenece?

Isabella la miró resignada: —¿Ahora tienes miedo?

—¿Y tú no?

—¿De qué sirve tener miedo?

En los ojos de Isabella brilló un destello de determinación, como si ya tuviera un plan: —Si obedeces, te aseguro que al final recibirás no solo lo que te corresponde, ¡sino más!

Estrella, confundida, preguntó: —¿Más?

¿De dónde podría salir más?

Isabella sonrió con confianza, un leve pliegue en su rostro revelaba su estrategia: —Pronto lo sabrás.

Estrella se sintió aliviada: —¿Todo está planeado?

—¿Y lo del sanatorio? ¿Necesitamos hacer algo?

—No es necesario.

Isabella le sirvió otra taza de café y se la entregó: —¿De verdad vale la pena enfadarte tanto por un asunto tan trivial? Si tu asistente está herida, es un problema menor, per
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