Capítulo 445
Con voz ronca, dijo: —A casa.

El conductor, obediente, se dirigió hacia la antigua residencia, pero de repente, se escucharon tres palabras más:

—Regresa al Residencial Bahía Lunar.

El conductor se sorprendió.

Miró por el retrovisor a Marc y giró en la esquina.

La lluvia seguía cayendo, golpeando el auto, pero Marc sentía que era como si le cayera sobre él.

Poco a poco, su orgullo y dignidad se apagaban.

El auto se detuvo en el patio de la villa en Residencial Bahía Lunar. Antes de que el conductor pudiera abrir el paraguas, Marc ya había ignorado la lluvia y había bajado del auto con paso firme.

Al entrar en la villa, en la casa que compartía con Delia.

Sintió una profunda desorientación, como si no supiera qué día era.

Era como si hubiera sido ayer cuando volvía de un compromiso borracho.

Delia salía a recibirlo, ayudándolo a sentarse en el sofá y preparándole una sopa para la resaca.

—¿No iba a la antigua casa esta noche, señor?

Preguntó Marta, al escuchar el ruido y encender las lu
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