Capítulo 333
Pero, ¿por qué me sentía nerviosa?

Desde el principio hasta el final, no hice nada malo.

Pensando en esto, levanté la vista hacia la dirección en la que estaban. Después de que Irene se lanzara hacia él, Mateo dudó un momento, parecía molesto y no quería herir los sentimientos de Irene.

Él la tomó del brazo, separándola un poco, y su voz, como siempre, era fría y sin emociones: —Corre más despacio.

—Pero te extraño.

Dijo Irene, mirándolo con ojos brillantes, su rostro pálido mostraba timidez, como un conejito pequeño: —Te fuiste tan temprano ayer, ya han pasado casi veinte horas desde que no te he visto.

Precisamente contadas por horas.

Acentuando una sonrisa, vi que Mateo volvió a mirarme. Al ver mi actitud serena y sin emociones, parecía algo molesto.

Soltó el brazo de Irene, esbozó una sonrisa pícara y se acercó a saludar a Blanca, antes de sentarse en el sofá frente a mí con calma.

Ana le lanzó una mirada reprochadora: —¡Muchacho! Deberías cuidar un poco más de Irene, acaba de regr
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