Capítulo 291
Alguien empujaba la puerta desde adentro justo cuando intentaba asomarme, pero un camarero bloqueó mi vista.

En este lugar, la privacidad de los clientes era primordial.

El camarero me preguntó: —¿Es usted amiga del señor Flor?

Ese apellido no me sonaba.

Negué con la cabeza: —No, me equivoqué de reservado.

Al darme la vuelta para irme, sentí una mirada fija que me incomodó.

Al volverme, solo vi la puerta del reservado cerrada.

De regreso, Olaia ya había pedido la comida: —Revisa si hay algo más que quieras.

—Confío en tu elección.

Aún pensativa por lo sucedido, no podía evitar sentirme inquieta.

No conocía a nadie con ese apellido, pero lo que escuché me resultaba sospechosamente familiar.

Podía intuir de quién se trataba.

Sin embargo, nunca había oído hablar de un amigo cercano de Marc con el apellido Flor.

Olaia notó mi desconcierto y se acercó: —¿En qué piensas?

—En nada.

Le sonreí levemente.

No era el momento de hablar de ello.

Afortunadamente, el ambiente en el reservado era anima
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