Capítulo 276
La mayoría llamaba a la puerta con dos golpes cortos y uno largo, o viceversa.

Pero quien estaba afuera tenía su propio estilo: ¡Toc, toc, toc! ¡Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc!

¡Toc, toc, toc! ¡Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc!

¡Toc, toc! ¡Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc!

Y así seguía, con una melodía que me sonaba de la infancia.

Pero eso no mejoró mi mal humor matutino.

Me puse las pantuflas y salí de la habitación. Al abrir la puerta, encontré a Mateo, con una sudadera holgada y el cabello revuelto.

Al verme en pijama, sonrió. —Delia, ¿recuerdas que hoy vamos a la Ciudad de Porcelana?

—Lo recuerdo. Anoche te pregunté la hora de salida, pero no respondiste.

Dependía de él para ir al mercado, así que mi mal humor se volvió algo comprensivo.

—Pensé que querrías dormir más, pero ¿por qué te has levantado tan temprano?

Se apoyó en el marco de la puerta, con los ojos entrecerrados: —No he dormido.

—Entonces, ve a casa y descansa un poco...

Yo también necesitaba dormir.

Había trabaja
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