Capítulo 105
Me caí bien duro al suelo, y sentía que me dolía todo mi ser: la cabeza, las rodillas, los brazos, ¡hasta el vientre!

Traté de llamar a su nombre, pero lo vi corriendo bien asustado hacia Ania, abrazándola fuerte, que también se cayó. Le gritó muy enojado:

—¡¿Estás loca o qué?!

Aunque se podía percibir su enojo en su voz, en sus ojos solo se veía puro miedo y preocupación. Después sacó su celular con la mano temblando y le marcó a Rodrigo, ordenándolo:

—¡Ven rápido con el coche!

—¡Delia! —exclamó al mismo tiempo Olaia.

La cosa pasó en un santiamén, y Olaia debía estar aún más asustada que yo. Cuando reaccionó, cruzó corriendo entre los carros, hasta se le voló un tacón. Venía llorando a mares, quería ayudarme pero le daba miedo empeorar la situación. Estaba bien nerviosa, pero se esforzó por consolarme:

—Delia, no tengas miedo...

Sentí algo cálido saliendo de mi cuerpo, y con lo poquito que me quedaba de fuerzas, agarré a Olaia, murmurándole:

—Me duele mucho... Olaia, ayuda a mi bebé..
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