Capítulo 0718
Ella se giró y no vio la figura de José.

El ascensor seguía subiendo, y Óscar no dejaba de hablarle.

Sin embargo, ella apenas escuchaba, pues el dolor de cabeza la tenía distraída, y sus respuestas no eran más que formalidades.

Pero Óscar no se dio cuenta, o quizá no le importó. Con una atención casi paternal, la acompañó hasta su habitación.

La ayudó a sentarse en el sofá, fue a preparar agua con miel para calmarla.

Después, se encargó de preparar la cama, mientras él mismo se dirigía al salón, abrazando una manta, para dormir en el sofá.

En ese instante, Olaia sintió que el efecto del alcohol desaparecía. Miró a Óscar y, con una seriedad inusitada, dijo: —Óscar, ya no quiero seguir actuando.

……

El silencio entre ellos fue largo y pesado.

Óscar, todavía con la manta en las manos, se quedó de pie, mirándola en silencio.

En sus ojos se reflejaba una mezcla de frustración y desilusión.

Olaia se frotó el rostro, como si intentara despejar su mente: —Te agradezco mucho, en serio. Eres muy
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