Capítulo cincuenta y nueve: Esto se acabó"Narra Sofia Galanis"Apolo se despertó con el primer sonido de la alarma, saltó de la cama con una disciplina militar aunque parecía cansado, como si su cuerpo estuviera rogando por unas cuantas horas más de sueño, y yo lo observé con los ojos somnolientos. Había pasado la noche dando vueltas en la cama, y el dolor en el estómago era algo en lo que no quería pensar, pero que no podía ignorar.—Tienes un aspecto horrible —dijo él mientras se hacía el nudo de la corbata.—No he dormido muy bien —admití encogiéndome en la cama para ver si así el dolor desaparecía, deseando que él se marchara para que yo pudiera enfrentarme con aquello que a mi cuerpo le ocurriese. Ansiaba por algo de intimidad.—Quizá esto te haga sentir mejor —dijo mientras me alcanzaba a Sofía un montón de papeles que había sacado de su maletín. Yo me incorporó y comencé a leer—. Es una propuesta de convenio de custodia compartida… en caso de que tú y yo nos divorciemos —añad
Capítulo sesenta: Afrontar la verdad"Narra Sofia Galanis"Conseguí llegar al baño justo a tiempo para expulsar bilis, porque en mi estomágo ya no quedaba nada más. El dolor en el abdomen iba de mal en peor y comenzaba a sentir fuertes punzadas por intervalos de tiempo. Sentí el sudor frío recorrerme la espalda.Algo iba mal.Tras aclararme la cara en el lavabo, me miré en el espejo. Estaba totalmente pálida, pero en mi interior sentía como si ardiera. Apoyé la mejilla contra el espejo y cerré los ojos en un intento por que la habitación dejase de dar vueltas y el dolor de estómago desapareciese.No podía estar perdiendo al bebé. La pequeña vida parecía que tomaba proporciones gigantescas. Decirle a Apolo que lo amaba sería más fácil sin llevar un bebé dentro, menos complicado sin tener que comprender un embarazo, pero la madre naturaleza estaba jugando sus cartas en ese momento, dándome un curso avanzado en instinto maternal, y me senté en el suelo, con las rodillas encogidas para in
Capítulo sesenta y uno: Te quería “Narra Sofia Galanis” No podía ni mirarlo, no podía mirar al hombre que acababa de romperme el corazón. En vez de eso examiné la habitación, viendo los ramos de flores, el champán enfriándose en la cubitera, las velas encendidas y La Bohéme sonando por toda la sala, y finalmente miré donde estaba Apolo, con Creta a poca distancia, pues Apolo la había apartado de él rápidamente cuando yo había entrado en la habitación, pero no lo suficiente. La imagen de Creta en sus brazos, con la cabeza sobre su pecho, en el ambiente más hermoso de todos, se quedó en mi cabeza para siempre. —He tratado de avisarle por el teléfono, señor. Dorian se disculpó a mis espaldas, mientras que yo me quedé mirando sus caras de sorpresa y luego hablé. —Lo cual habría ayudado bastante —dije mientras cruzaba la habitación hacia la mesilla de noche—. Si el teléfono no hubiese estado descolgado. Tenía usted razón, Dorian. El señor Galanis no quería ser molestado en absoluto.
***Para las que leyeron el capítulo anterior con errores ya está corregido*** Capítulo sesenta y dos: Sí te quiero “Narra Sofia Galanis” Corrí por las calles mientras lloraba, pero no me importaban las miradas de la gente. No tenía ningún plan, ninguna dirección, sólo la necesidad agobiante de espacio, de distancia. Tomé aire en los pulmones y sentí la nieve en mi caraa. Me llevé las manos al estómago al notar que el dolor retornaba. Sentí entonces que la ciudad de Londres iba a cobrarse otra víctima, que el bebé que casi acababa de engendrar estaba a punto de ser su última víctima. Me hundí en el suelo y todo lo que podía oír era la voz de mi madre, mientras registraba el horror en las caras de los peatones, y escuchaba en la distancia sus caóticos gritos, las sirenas acercándose. —Ya no quiero soñar más, mamá —murmuré, me parecía que delirando—. Se me han roto todos los sueños que tenía. Los auxiliares sanitarios no me entendieron. En vez de eso me metieron en la ambulancia.
Capítulo sesenta y tres: No te creo“Narra Sofia Galanis”Por unos segundos perdí el aliento y me quedé sin nada que decir.—Nada de falsas declaraciones, ¿recuerdas? —dije apartando su mano. Su pena era lo único que no podía aceptar. Sin embargo, Apolo me había puesto las manos en la cara para obligarme a mirarlo.—¿Cómo puede ser una declaración falsa si hablo desede la verdad? Te quiero. Lo he hecho desde el momento en que descubrí quién eras. Desde la noche de bodas supe que no quería dejarte ir nunca. Casi no te conocía y habría hecho cualquier cosa por tenerte allí. Me quedé allí, alucinada por sus palabras. Aquel hombre me estaba diciendo lo que yo necesitaba escuchar. Lo que tanto había soñado.Apolo Galanis, mi marido me amaba.Y debería haber ayudado, pero no lo hizo. La omisión de cualquier declaración de amor durante nuestra relación había costado la vida de nuestro hijo. Ni siquiera le podía creer después de tantas falsedades y desencuentros.La esperanza que había invad
Capítulo sesenta y cuatro: Un intruso en mi casa “Narra Apolo Galanis” Una semana después a Sofia la habían dado de alta. A mí se me ocurrió llevarla a cenar para celebrar que ella y el bebé se encontraban fuera de peligro, pero ella desestimó la idea de inmediato. —Estoy cansada —fue todo cuanto dijo, pero lo suficientemente clara para que yo no insistiera. En cambio me pidió parar en su cafetería preferida y comprar una bolsa de pastelitos y un chocolate caliente. Sofia seguía sin creer en que yo no sintiera nada por Creta, en que nuestro matrimonio podría funcionar, en que podríamos sanar las heridas que nos habíamos causado el uno al otro…. las que le había causado yo a ella principalmente. Si no podía convencerla de todo aquello, mucho menos creería en el amor que yo aseguraba profesarle. De hecho, hacía cuatro días me había prohibido decirlo en voz alta. Ella decía que se sentía demasiado abrumada, lo cual era totalmente razonable y con las dudas que pululaban en su cabeza,
Hola, hola por acá. Espero que estén disfrutando de la historia y les guste como vamos hasta ahora. Cómo hemos podido ver a nuestro griego bruto Apolo le ha salido competencia. ¿Qué nos traerá este nuevo personaje. Por lo visto, es un hombre que no le tiene miedo a Apolo.Si has leído hasta acá, déjame tu reseña por favor. Ayúdame a que la historia crezca y llegue a más lectores. Muchas gracias a las que comentan y me dejan reseña todos los días, es un gran apoyo y estímulo para mí siendo esta mi primer historia.Les mando un beso y en un rato hay actualización.
Capítulo sesenta y cinco: No vuelvas a tocarme "Narra Sofía Galanis"Al día siguiente de haber salido del hospital, mi suegro se plantó en la casa para hacer la visita y mi suegra, quien hasta el momento no sé había metido conmigo desde mi operación, aprovechó la visita de su ex marido para pulular alrededor de él y meterse en todas nuestras conversaciones. Lo peor era que, pensando que pasaría el día aburrida en la casa, había invitado al decano Haynes para hablar sobre la tal propuesta de trabajo que tenía en mente para mí. Brenton Haynes podía llegar en cualquier momento.—Veo que te encuentras mejor —me abrazó mi suegro mientras tomábamos el té—, estás radiante.¿Sería por el embarazo? ¿O acaso por cierta declaración de mi marido que, aunque no podía creer, me hacía sentir mariposas en el estómago?—Gracias, querido Ezio —mi temblorosa voz pareció hacer eco en aquella casa de techos altísimos.Atravesamos el salón con dos sofás de terciopelo azul y varios sillones tapizados en c