Presionó con fuerza sus puños al escucharla hablar, dirigió su fría mirada hacia ella. Recordó las palabras que Cristian le dijo: «Ten cuidado con ella, hay cosas que no sabes de Rosa Lilia, no confíes en esa mujer…, es importante que te enteres». Carlos Alejandro se acercó para escucharlo, pero fueron interrumpidos por el médico para ingresarlo a cirugía. Desde ese momento la duda lo carcomía, además que la desconfianza que le tenían sus hijos y Briana, lo tenían inquieto.—La decisión es toda tuya, no voy a ceder ante tu chantaje —expresó abriendo la puerta—. Eleonor —gritó con fuerza.—Sí, señor —la mujer subió tan rápido como pudo. — ¿Qué necesita? —preguntó preocupada, pues su tono de voz indicaba molestia.—Acompaña a Rosa Lilia a su habitación, quiero que le ayudes a recoger todas sus pertenencias y después le pidas a Joaquin que la lleve a su apartamento.Rosa abrió los ojos de par en par, no podía creer lo que sucedía, la estaba echando, por segunda vez, lo estaba haciendo,
Dos semanas después.—Espero que te sientas cómodo en casa —Carlos Alejandro pronunció.—Insisto que no era necesario, que me trajeras a tu casa —Cristian respondió y se acomodó en la mullida cama, con delicadas sábanas de seda. — ¿Y quién estaría pendiente de ti? —indagó su amigo.—Puedo contratar suficiente personal, para que me atiendan como rey. —Se llevó la mano a su cabeza ante la fuerte punzada que sentí—. Este dolor me va a volver loco. —Pausó un momento. — ¿Qué día es hoy? —indagó.—Es jueves —comentó por segunda vez, le había explicado el neurólogo que podría presentar dificultad de concentración, era normal. —Me recuerdas ¿Cómo te llamas? —Cristina lo miró a los ojos. Carlos Alejandro arrugó el ceño y se acercó a él, no pudo ocultar preocupación.— ¿No sabes quien soy?Cristian esbozó una retorcida sonrisa.—Bromeaba —mencionó—, me encanta ver tu rostro afligido, es señal que en verdad te importó.Presionó con fuerza su barbilla.—Vaya bribón que eres, estaba a punto de
Sus labios se acercaron a los de Briana antes de que ella pudiera responder, con avidez buscó su lengua para disfrutar de aquel beso que anhelaba desde la tarde que la conoció en la empresa. Era una joven hermosa, a todo el mundo le había llamado la atención, además que no hubo un solo compañero que no estuviera como buitre al acecho, había carne fresca.Al separarse para tomar aire, Roberto fijó toda su atención en ella, deseaba con impaciencia escuchar una respuesta favorable.—Me encantas Briana —agregó intentando poder acercarse de nuevo para robarle otro beso.Briana colocó una de sus manos en el pecho de él para evitar que se acercara más.—No, no lo hagas por favor —expresó con firmeza—, no me interesa tener una relación con nadie más —comunicó con seguridad—, estoy bien estando sola.Roberto arrugó el ceño y la miró a los ojos sin poder creer que lo rechazara.—Necesitarás de un hombre para criar a tu hijo, yo puedo serlo, estaré para apoyarte, para cumplir tus antojos, he esc
Briana tomó distancia al escuchar el comentario de Daniela, sus mejillas se sonrojaron, era consciente que fue ella quien lo abrazó, por la efusividad provocada al tener razón de su papá.—No, princesa, no somos novios —expresó acariciando la mejilla de la niña.—Si no son novios, ¿por qué estaban abrazados? —arrugó el ceño mirándolos a ambos.—Porque tu papá me hizo el favor de averiguar dónde está mi papá, hace mucho que no tenía noticias de él, me emocioné mucho.Daniela resopló con decepción.—Por un momento creí que te convertirías en nuestra mamá.Carlos Alejandro fijó su mirada en ella.— ¿Te gustaría tener mamá? —se aclaró la voz, pues siempre le dijeron que no deseaban que nadie ocupara el lugar de su difunta Daniela, y era verdad nadie podría hacerlos, pero que reconsideraran tener alguien que les diera el amor y el cuidado que él jamás podría reemplazar, sería maravilloso.Dany elevó su rostro para verlo a los ojos.—Solo si se trata de Briana —contestó con lágrimas en los
—No, no estoy bromeando —contestó—, tengo vagos recuerdos de lo sucedido recientemente —refirió sin dejar de tocar su frente.—El día que te accidentaste, antes de que te ingresaran a cirugía me dijiste que tenías algo importante que decirme ¿lo recuerdas? —lo miró con seriedad.Cristian lo observó a los ojos, inhaló profundamente.—No, no lo recuerdo —pronunció confundido.—Me dijiste algo como: Ten cuidado de ella… ¿lo recuerdas?—Creo que sí, esa parte sí, pero ¿a quién me refería?, ¿sería Briana? —indagó con una maraña en su cabeza.—No, no te referías a Briana, sino a Rosa Lilia, pero no sé por qué. Todo el mundo se refiere a ella como una bruja, a ti tampoco te cae bien. Soy el único que no tiene idea de porqué. —Tiró de su espesa cabellera.Luego de unos segundos, Cristian presionó con fuerza sus labios.—Lo lamento, no recuerdo nada —resopló con frustración.—Tranquilo, está muy reciente la cirugía, lo mejor es que te concentres en tu recuperación. Es tu prioridad —mencionó a
—En su habitación. —Daniela señaló hacia la planta alta.Carlos Alejandro la tomó de la mano y ambos subieron lo más rápido que pudieron, olvidándose de la abuela por completo.— ¿Cómo se encuentran? —Carlos Alejandro ingresó sin tocar, olvidándose de sus modales, se detuvo en seco al observar que Tania estaba a su lado tomando sus signos vitales.Tania observó el pecho de Arango subir y bajar agitado, su rostro no ocultaba la preocupación que sentía aquel hombre, volteó a ver a su amiga y ladeó los labios.—Tuvo un fuerte dolor abdominal, estoy revisando que no se trate de una contracción, debido a eso le ocasionó que se le bajara la presión, caso se desmaya hace un rato. Habrá que estar monitoreándola —exageró ya que el dolor era a que algo le había caído mal en la comida.Briana separó los labios en una gran O, la observó con extrañeza, ¿por qué hacía eso?—Hay que llevarla al hospital. —Se acercó dispuesto a llevarla en brazos hasta el auto.Tania lo tomó por el brazo, para detene
—Parece que el whisky lo hizo enloquecer —soltó sin temor a enfrentarlo—, debería dejar de beber —aconsejó.Carlos Alejandro negó con su cabeza.—No estoy ebrio, si es lo que pretende decir, solo bebí una copa —expresó con seriedad.—Pues debió estar adulterado —Briana respondió a la defensiva, y de pronto se llevó las manos a su pecho y luego a su boca, tuvo que correr al sanitario ante la fuerte sensación de volver el estómago, a pesar de que intentó cerrar la puerta del baño, no lo consiguió. No pudo creer que Carlos Alejandro ingresara, se dio cuenta cuando retiró su larga cabellera de su cabeza.—No te ves bien —dijo con preocupación él, cuando la vio enderezarse, su piel estaba más blanca de lo que era.Después de enjuagarse y mover la palanca del sanitario, caminó sin oponer resistencia a la ayuda de él, se sentía mal.—Me doy cuenta que la invitación a comer era para envenenarme —mencionó acurrucándose entre la suavidad de las sábanas de algodón.—Le pediré a Tania que venga —
—Sí, quiero que viaje conmigo —pronunció con la barbilla temblorosa—. Soy un manojo de nervios —expresó con sinceridad.Carlos Alejandro ladeó los labios y sonrió, acomodándose en su asiento.—No se diga más, enfrentemos esto juntos. —Tomó una de sus manos y depositó un beso sobre su dorso.—Gracias —Briana respondió conteniendo el aire ante aquel gesto. Ambos se abrocharon sus cinturones y emprendieron ese viaje sin tener una idea exacta de lo que les esperaría en aquel lugar; sin embargo, Carlos Alejandro era un hombre astuto, decidido y dispuesto a todo por Briana.El vuelo fue ameno, Arango se encargó de distraerla con una charla amena, sin tocar temas importantes, al contrario la hizo reír, más cuando hablaron de los mellizos y sus últimas travesuras. Le mostró las fotografías que su madre le había enviado. No se había salvado.—No sé cómo es que fueron capaces de hacerle la broma del sonido del mosco, mientras dormía y ponerle crema batida en las manos —Carlos Alejandro expresó