Contuvo el aire para evitar inhalar su dulzón aroma, pues sabía que lo desestabilizaría más de lo que quería. Ahora las cosas habían cambiado y si ella tenía una relación, era tiempo de que él también lo hiciera, inclinando la balanza hacia Rosa Lilia, una mujer hecha y derecha, se llevaba bien, y consideraba que tenían química en el sexo, quizás con el tiempo la llegaría a amar y sus hijos la verían como una amiga, así como a Briana.—Las cosas se salieron de control esa noche en los cabos —refirió tomando asiento frente a ellos—, bebí más de la cuenta y Rosa Lilia me ayudó, cuidó de mí. —Presionó su puño, pues ninguno de los dos lo miraban a los ojos—, lamento haberlos preocupado.— ¿Por qué no llegaste a la habitación con nosotros? —Danilo le preguntó.—Porque estaba muy mareado y Rosa Lilia no podía conmigo, por eso me dejó dormir en su habitación.—Ahora entiendo, ella lo cuidó como tú lo haces conmigo —Dany refirió a su mellizo—, papá la ve como a una hermana, ¡es eso!. —Dibujó
El conductor del auto, pisó a fondo el freno, deseando poder parar y evitar arrollar a aquel hombre que evidentemente corría distraído. Las pupilas de Carlos Alejandro se dilataron, además que su pulso se disparó, un impacto lo empujó haciendo que cayera.— ¿Se encuentra bien? —preguntó el hombre que conducía completamente asustado.—Sí, estoy bien —manifestó, dándose cuenta que pudo morir, en definitiva alguien desde arriba lo cuidaba, estaba seguro que se trataba de su difunta Daniela.— ¿Quiere que llame una ambulancia? —No, me siento bien. —Se puso de pie, había caído de sentón. Se dio cuenta que tenía raspado las piernas y los codos, pero de ahí en fuera no había pasado más—. disculpe el susto que le di —mencionó y prosiguió su andar, intentando volver a sentir esa fatiga en su cuerpo para no pensar en ella.Había oscurecido cuando volvió a su casa, entonces fue cuando se dio cuenta que le dolía el cuerpo, por lo que se daría una ducha y se encerraría en su habitación.Mientras
—Todo va a estar bien —Briana dijo para ambas, abrazándola con fuerza.— ¡No!, no puedes casarte con otra mujer, no queremos una madrastra —gritó Danilo—, eres un traidor —manifestó mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.—Escúchame hijo —Carlos Alejandro intentó acercarse a él, pero retrocedió.—No te quiero escuchar, no volveré a hablar contigo nunca, ni tampoco volveré a jugar contigo —advirtió.—Nunca dejaré de ser tu padre —manifestó—, el amor que siento por ustedes nunca se agotará —pronunció intentando pasar el nudo que sentía.Rosa Lilia no podía creer lo que estaba escuchando, pues era cierto que en la oficina ella le había robado un par de besos, Carlos Alejandro no le había pedido en ningún momento que fueran novios, pero eso ya no importaba, ahora que lo había anunciado, no lo pensaba contradecir y menos después de decir que se casarían. Parecía que con haber tenido intimidad con él, lo había atrapado.—Pequeños —intentó sonar suave—, tienen que también van a poder cont
Carlos Alejandro presionó con fuerza su puño, ¡ahora resulta que era su culpa!, que fue él quien lo dejó en aquel viaje sin darle ninguna explicación y todo por encontrarse con su prometido, olvidándose de lo que acababa de pasar entre ellos. Vaya que era una cínica.—No me puedes dejar con la palabra en la boca —inquirió caminando detrás de ella, pero a Briana parecía no importarle, seguía caminando sin detenerse.— ¿Por qué no puedo? —respondió alzando la voz. — ¿Por qué es el ‘patrón’ y se cree el dueño del mundo? —bufó.—En efecto porque soy su jefe y de lo que estamos hablando es de mis hijos.—No de lo que yo estoy hablando es del hombre despiadado que es usted, le bastaron unos minutos para llegar y acabar con la paz que había en sus hijos, eso no tiene nombre, es un desalmado —gruñó—, nunca los había visto tan tristes, ¿le hace feliz?, sí claro que disfruta —expresó pensando que era lo que buscaba verla a ella sufriendo por que parecía haber olvidado la noche que pasaron junto
—Esa decisión la tomaré yo —respondió elevando su cabeza con altivez—, yo no creo que el señor Arango desee deshacerse de mí, los niños me adoran, ¿acaso no te has dado cuenta? —ladeó los labios y sonrió.Torció los labios al escucharla y la fulminó con la mirada.—Eres una insolente. Voy a ser la señora de esta casa, seré quien se haga cargo de los… mellizos, estoy más que segura que no te vamos a necesitar, más vale que empieces a hacer tus maletas y te largues. Briana esbozó una gran sonrisa, no la intimidaba.— ¿Acaso vas a dejar de trabajar para cuidar de los niños? —indagó disfrutando de ver que su rostro se desencajada, sabía que no le interesaban y no iba a dejarlos a su merced—. Te has olvidado de una cosa, muy pequeñita: ¿Crees que los niños te van a aceptar?Presionó con fuerza sus puños de tan solo recordar todas las maldades que le habían hecho, eran tantas que ya había perdido la cuenta.—Voy a buscar una mujer capacitada para que los eduque y los controle, porque me qu
Tanto Briana como su amiga Tania, llegaron a uno de sus restaurantes favoritos, hacía tanto que no salían juntas que ambas tenían mucho que contar, especialmente Bri a la que le habían roto el corazón, además de que nunca le dieron una explicación, imaginó que el señor Arango lo único que había buscado era acostarse con ella y la haber obtenido lo que deseaba, había perdido todo interés. Durante muchas noches, se lamentó haber caído ante sus encantos. Los hombres como él tenían fama de mujeriegos. ¿Qué podía perder siendo viudo?— ¿Quién de las dos empieza a ponerse al día? —indagó Tania, bebiendo de la malteada de fresa que había solicitado.Un largo suspiro cargado de nostalgia invadió a Bri, tomó la malteada de chocolate que le habían entregado y comenzó a jugar con el popote de su bebida.—Será mejor que empieces tú —indicó aquella chica de piel caucásica, agitando sus espesas pestañas, se dio cuenta que algo grande le había pasado a su amiga, pues no era de las que parecieran af
—No tienes nada que temer —Carlos Alejandro pronunció con voz firme—, responderé, me haré cargo de nuestro hijo.— ¿Lo prometes? —indagó con voz fragmentada Rosa Lilia—, vengo de una familia conservadora, y no tengo cara para verlos, ni enfrentarlos.—Te doy mi palabra —expresó sabiendo que para él no había nada más importante que eso…, su palabra.¡Dios! como pudo, Briana se sostuvo de la bufetera en el recibidor, su pecho subía y bajaba ante la fuerte tensión por la que estaba pasando, era más de lo que esperaba. Su corazón dolía más de lo que imaginó, prácticamente se lo estaba arrancando de un solo golpe.Estaba tan mal, que un fuerte temblor se apoderó de todo su ser, no pudo evitar girar con torpeza, tirando una colección de exclusivos jarrones, eran valiosísimos, lo sabía. Se reprochó mentalmente el haber sido tan torpe, ¿Y ahora qué haría?Ante tan estruendoso ruido, Carlos Alejandro se asomó con prontitud.— ¿Todo en orden? —se asomó, su mirada se abrió de par en par al ver e
Lo buscó con la mirada, y resopló al darse cuenta que no se encontraba, sus manos temblaban al tener entre sus dedos la prueba de embarazo. Se acercó hacia su escritorio, pensando en dejarla sobre este; sin embargo, algo llamó su atención, un par de fotografías, que de inmediato identificó, se trataba de ella.Sin dudarlo un segundo las tomó entre sus manos. Su respiración se agitó al darse cuenta de lo que se trataba.— ¡No puede ser! —exclamó sintiendo como su pecho ardía, desvió su mirada hacia el cajón del escritorio en dónde había más de ellas, las sacó y comenzó a revisarlas una por una. ¡Era terrible lo que veía!, conforme pasaban, subían de tono. — ¿Quién me hizo esto? —se preguntó al no identificar al hombre con el que supuestamente estaba. Las presionó con fuerza, arrugándolas entre sus dedos.Un fuerte mareo llegó junto con él un par de flashes, su llegada a la residencia de Martina, su recorrido por el interior, hasta que se dio cuenta que alguien la había sedado. Tuvo que