—No tienes nada que temer —Carlos Alejandro pronunció con voz firme—, responderé, me haré cargo de nuestro hijo.— ¿Lo prometes? —indagó con voz fragmentada Rosa Lilia—, vengo de una familia conservadora, y no tengo cara para verlos, ni enfrentarlos.—Te doy mi palabra —expresó sabiendo que para él no había nada más importante que eso…, su palabra.¡Dios! como pudo, Briana se sostuvo de la bufetera en el recibidor, su pecho subía y bajaba ante la fuerte tensión por la que estaba pasando, era más de lo que esperaba. Su corazón dolía más de lo que imaginó, prácticamente se lo estaba arrancando de un solo golpe.Estaba tan mal, que un fuerte temblor se apoderó de todo su ser, no pudo evitar girar con torpeza, tirando una colección de exclusivos jarrones, eran valiosísimos, lo sabía. Se reprochó mentalmente el haber sido tan torpe, ¿Y ahora qué haría?Ante tan estruendoso ruido, Carlos Alejandro se asomó con prontitud.— ¿Todo en orden? —se asomó, su mirada se abrió de par en par al ver e
Lo buscó con la mirada, y resopló al darse cuenta que no se encontraba, sus manos temblaban al tener entre sus dedos la prueba de embarazo. Se acercó hacia su escritorio, pensando en dejarla sobre este; sin embargo, algo llamó su atención, un par de fotografías, que de inmediato identificó, se trataba de ella.Sin dudarlo un segundo las tomó entre sus manos. Su respiración se agitó al darse cuenta de lo que se trataba.— ¡No puede ser! —exclamó sintiendo como su pecho ardía, desvió su mirada hacia el cajón del escritorio en dónde había más de ellas, las sacó y comenzó a revisarlas una por una. ¡Era terrible lo que veía!, conforme pasaban, subían de tono. — ¿Quién me hizo esto? —se preguntó al no identificar al hombre con el que supuestamente estaba. Las presionó con fuerza, arrugándolas entre sus dedos.Un fuerte mareo llegó junto con él un par de flashes, su llegada a la residencia de Martina, su recorrido por el interior, hasta que se dio cuenta que alguien la había sedado. Tuvo que
Completamente ofuscado tomó un juego de llaves y salió de ahí, se dirigió a grandes zancadas hacia un corredor que lo llevaba a una habitación que llevaba cerrada, el mismo tiempo desde que Daniela había fallecido. Con nerviosismo ingresó la llave por el picaporte y abrió.Su mirada estaba completamente cubierta de lágrimas que amenazaban por desbordarse, tuvo que parpadear varias veces, para permitir que corrieran por sus mejillas. Fue entonces cuando pudo apreciar aquel pequeño espacio, en el que Daniela había designado que se construyera una capilla, le encantaba comenzar el día ahí.Su mirada se enfocó en el vitral que estaba frente a él, se trataba de la virgen, sosteniendo en brazos a su pequeño hijo recién nacido.¡Dios! Aquella imagen hizo que su pecho entrara en agonía, pues sabía perfectamente que aquella noche que pasaron juntos, no se había cuidado, la amaba tanto que sabía que respondería y no la dejaría sola, pero su desaparición y aquellas fotos, lo hicieron dudar. Ca
—Tienes que denunciar lo sucedido, no puedes permitir que este hecho quede impune, eres una víctima de un infeliz malnacido, es necesario que pague.Briana se quedó pensativa, estaba confundida.— ¿Y si éste niño que espero no es de…—Tranquila, por favor. A su debido tiempo solicitaremos pruebas de paternidad, para comprobarlo, entonces decidirás que hacer. Un paso a la vez. —Limpió las lágrimas de Briana con un pañuelo desechable.—No te aflijas más —solicitó—, ya cargas con muchos conflictos como para martirizarte de esa forma.Se recostó sobre el sillón, dejándose mimar por Tania, quien deslizaba sus manos sobre las sedosas hebras de Briana.—No comprendo porque el señor Arango no te confrontó para aclarar la situación —resopló.—Porque carga con muchos prejuicios —explicó—, uno de ellos era la diferencia de edad, no imaginas cuánto le costó decirme lo que sentía, pues se imaginaba un anciano. —No pudo evitar dibujar una pequeña sonrisa—, además que haberse quedado solo a cargo de
Horas más tarde, siendo de madrugada, Carlos Alejandro, regresó a su casa agotado, además que debido a las circunstancias, Rosa Lilia iba a quedarse con ellos, pues le habían indicado reposo absoluto, se necesitaba estar al pendiente de ella y el bebé que esperaba.—Voy a solicitarle a Eleonor que arregle la habitación en la que se quedan mis padres, en la planta baja. —La ayudó a tomar asiento. — ¿No dormirás a mi lado? —cuestionó con los labios entreabiertos.—No —contestó sin dudarlo ni un segundo, había hecho una promesa a sus hijos y no pensaba traicionarlos, ni causarles un dolor mayor.—Pero, ¿por qué no? —indagó sin comprender—, he sido tu mujer, sería lo más normal. Vamos a casarnos, además, así podrías estar pendiente de nosotros. —Tocó su vientre.—No para mis hijos —expresó en tono seco—. Esta noche le pediré a Eleonor que esté pendiente, su habitación está cerca, yo requiero descansar porque me hago cargo de mis hijos y tengo que trabajar. —La tomó entre sus brazos y la
Días después.Briana se incorporó por recomendación de Tania en una empresa, que era del amigo, de un amigo de ella. Aunque no lo conocía directamente, saber que tenía trabajo le daba estabilidad. Le fue asignado el área de diseño, pues atendían a distintas empresas en el área de imagen.Al ingresar a la oficina que le asignaron, no pudo evitar sentirse emocionada, pues trabajaría en lo que estaba estudiando, a pesar de que se había dado de baja temporal, con lo avanzada de su carrera no tendría problemas en hacerse cargo. Además que no tuvo que mentirles con su embarazo. Lo malo, ganaba más siendo niñera, que laborando en aquella empresa. Por lo que tenía que buscar algo más para pagar su gran deuda y volver a la universidad.— ¿Qué te parece tu oficina? —Roberto preguntó, acercándose a ella sonriente.—Es muy bonita —respondió—, tiene una vista muy agradable. —Señaló hacia la panorámica que la llevaba hacia un hermoso parque, en dónde las frondosas copas rebosantes de los árboles h
Dos semanas después.Al llegar a su empresa Carlos Alejandro se dirigió al área de producción, se colocó un casco de seguridad industrial, como requerimiento para dar un recorrido de rutina por la fábrica, con personal de mantenimiento. Deseaba estar presente en la revisión de algunas de sus grandes maquinarias y corroborar que todo estuviera en perfectas condiciones.Prácticamente pasó todo el día ahí, no podía evitar sentirse inquieto estando los mellizos sin la supervisión de una niñera, por otra parte el llegar a su casa provocaba que la extrañara, más de lo que nunca se imaginó.A las cinco de la tarde se dirigió a su oficina, pues tenía acordada una reunión, la más importante del día para él. Mientras caminaba por el corredor, entre uno de los varios jardínes que tenían se encontró con Cristian, quien había estado de viaje, haciendo negociaciones para expandirse.—Te he estado buscando —dijo Cris—, supe que estabas en un recorrido por la fábrica.—Así es, ¿qué tal te fue con el
— ¿Tan malo soy para que me consideres indigno de… tu hijo? —cuestionó arrugando el ceño.—Tengo tan poco de embarazo que ni siquiera hemos pensado en eso, ¿verdad, mi amor? —tomó la mano de Carlos Alejandro, y volvió a verlo.—A Cristian le encanta molestar —contestó soltándose de su agarre.Rosa Lilia se molestó al sentir que la soltaba, por lo regular era lo que siempre hacía, cuando ella intentaba tomarlo de la mano.— ¿Qué te gustaría que fuera? —preguntó Cris a Rosa Lilia—, yo nunca he pensado en eso, porque no está en mis planes andar regando mi semillita por cualquier jardín, pero si me lo preguntarán quizás—. pronunció recalcando—, solo quizás, me encantaría una nena como Daniela —bebió un sorbo de café sin poder dejar de verla.Tuvo que evadir su mirada una y otra vez ante las inquisitivas insinuaciones, no pensó jamás en estar presentes los tres.—No me siento bien. —Se puso de pie—, disculpenme, pero no podré acompañarlos, creo que se me subió la presión —manifestó y al es