La sala de conferencias estuvo en silencio por un momento, y todos estaban esperando ver la reacción de Alexander. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, él se mantenía en silencio. Ashley respiro hondo en secreto, y su corazón intranquilo se calmó gradualmente. Tomo el micrófono y comenzó a e
Capítulo 18 Todos los empleados estaban sorprendidos de que su jefe inmediato hubiera hecho tal acción. Pero, pregunta que les causaba curiosidad a todos era, ¿quién ocuparía su puesto? Alexander salió de su oficina y pidió que se reuniera todo el personal del área de diseño. Ellos obedecieron y
Mantenerme calmado era importante. Después de vestirme, salí a la sala de estar. Y ahí estaba ella, esperándome y mi corazón una vez más latió emocionado. ¿Desde cuándo no latía de esa manera? Quizás desde nunca, incluso con Zaria nunca me sentí así. Nervioso. Emocionado. Expectante. Esta mujer se
Capítulo 19 —Salud — Alexander brindo con su copa. Sonaba muy seguro de sí mismo. Cuando una de las hermanas de su madre le pregunto si era feliz. Después de la muerte de su madre, todos en la familia estuvieron al pendiente de los dos hermanos. Pero aun recibiendo toda esa atención y cariño since
Siendo una pareja casada, la abuela le preparo la habitación principal de la mansión. —Tenías razón, tus tías son… — cerro la boca para no decir nada que pudiera ofenderlo. —¿Entrometidas? — secundo Alexander. —Sí, un poco, además, no pensé que tu abuela haría ese tipo de comentarios. Alexander
Capítulo 20 Cerrando la puerta, Ashley se recostó contra ella y soltó un suspiro que emano desde el fondo de su alma. Distraídamente, miro alrededor del baño, era inmenso y muy lujoso. Toallas azul marino bordadas con hilos dorados, colgadas pulcramente en una barra dorada, y un inmenso jacuzzi y t
—Buenos días. —¿Dormiste bien? — indago la anciana. —Sí, Magníficamente. —Oh, entonces mi nieto no es tan exigente. Alexander intentó ignorar los escalofríos que recorrieron su cuerpo cuando escucho las palabras de la abuela. —Bueno… ayer… —Estábamos cansados abuela. Pero, gracias por el camis
Ashley le sonrió con fuerza — No necesito tu dinero — deslizo el cheque de la mesa — No hay una cifra que represente el valor de mi esposo. Mirándola directamente a los ojos rompió el cheque. —Si eso es todo, debo irme. Un gusto conocerla Zaria Rubens. Ashley le dirigió una última mirada de desap