Dale mucho amor.
CAPITULO 68 Oficina principal, Kingston Company. ―¡No voy a aceptar que pases por encima de mis órdenes, Elliot! Si tan solo hubieras tenido un buen matrimonio con Amara, otra cosa seria. ¿Pero qué has hecho? ¿Eh? ¡Desfilar con cuanta mujer se te atraviesa y humillar el nombre de nuestra familia!
―¡¿Comprándome una esposa?! ―¡Los salve a ambos! Tanto tú, como Amara, tenían destinos lamentables. ―Sí, claro, el magnánimo. Por qué mejor no aceptas que te estás acostando con ella, ¿Crees que no veo cómo la miras? A veces siento asco de los dos. El padre acortó la distancia y lo abofeteo. ―No
CAPÍTULO 69 Los vestidos eran impresionantes, la pequeña y elegante asistente llamada Sharon, sonrió apenas los vio, era la encargada de atender a Stella en el salón nupcial Vera Wang. Extendió su mano y mostró los estantes ―¡Santo cielo! ―fue todo lo que Stella pudo decir. Eran los únicos cliente
………………………………………. ―¡Waoo! ―Mariana saco el vestido rojo y largo y sin tirantes ―Esto vale casi un mes de trabajo. ―Es precioso, ¿verdad? ―dijo Stella mientras sacaba un par de sandalias Jimmy Choo ―¿Crees que te quede? ―Por supuesto que sí, y si no, pues no comeré hasta el día de la boda ―Mariana
CAPÍTULO 70 Para cuando eran la una de la mañana, Cristian estaba totalmente borracho. Se levantó tambaleándose y trato de dar un paso, pero se derrumbó en el sofá, llamando el nombre de Stella. ―Cristian, estás como una cuba ―Mason lo ayudo a acomodarse, al ver que tenía los ojos cerrados, supuso
Parpadeo un par de veces, creyendo que su mente aún estaba bajo los efectos del alcohol, pero cuando cayó en cuenta de que en realidad se trataba de ella, se bajó con rapidez y se cubrió con la colcha. ―¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué estoy aquí?! Al escuchar la voz de Cristian, Kendra abrió los oj
CAPÍTULO 71 En el auto Cristian golpeo el volante con fuerza una y otra vez. La única frase que no dejaba de repetirse en su cabeza era que Stella no podía enterarse de lo que paso. «Si ella lo supiese… No, no puede» Busco su teléfono celular y marco el número de David. ―¿Necesitas analgésicos?
―¿Te sucede algo? Él se tensó de inmediato y sonrió. ―No, no, es solo dolor de cabeza. Mezcle muchas bebidas anoche. ―Ujunm. ¿Qué necesidad? Pero bueno, tomate algo y, ya me encargaré más tarde de consentirte. ―fue juguetona en sus palabras. Ella estaba a punto de colgar cuando Cristian dijo. ―