Dejenme saber que les parece.
CAPÍTULO 56 ―Cristian, tenemos que hablar. ―Hablemos mientras preparamos la comida. Estoy hambriento ―dijo con un toque sensual. En la cocina él preparaba el salmón escalfado y vegetales al vapor, mientras que Stella cortaba en trozos pequeños los ingredientes para el aderezo. ―Lamento lo que di
Por primera vez, ella se quedó sin palabras. Este no era el frío e inalcanzable Cristian. Volvió a pinchar un trozo de salmón cuando dijo. ―Está bien, vivamos un día a la vez. Veamos si te conviertes en un marido potencial antes de que nazca nuestro bebe. ―Lo haré. Estoy mirando hacia nuestro futur
CAPÍTULO 57 Después de darse una ducha, Stella se percató de que no había sacado nada de ropa. Apretó la toalla de baño en su cuerpo e intento encontrar a Cristian, pero no había nadie en la habitación. Respirando aliviada, tomo su maleta y escogió un pijama y se lo puso. Luego bajo las escaleras y
CAPÍTULO 58 Cuando Stella se despertó por la mañana, el cielo ya estaba brillante. La brisa frío entro por la ventana. Dándose la vuelta, el lugar junto a la cama estaba vació. «¿No vino a dormir?» Ayer cuando volvió a la habitación, aunque no quería dormir con sus brazos alrededor de ella, al fi
CAPÍTULO 59 Él lamió sus pezones, apartando la tela de su sujetador. Con la otra mano acariciaba el otro pecho, apretando el pezón entre el pulgar y el corazón a través de la tela. Con cada lametón y cada caricia le sobrevenía una sensación punzante, mientras la degustaba y la degustaba. Ella dejó
No, no estaba preocupada, estaba aterrorizada del poder que Cristian tenía sobre ella. Hasta que aparecieron los primeros rayos del sol, el deseo y la rabia de Cristian no empezaron a calmarse, y su cerebro no pudo comenzar a funcionar de nuevo y con claridad. De hecho, tenía bastante en que pensar
CAPÍTULO 60 Dentro del cuarto, movía y guiaba su cuerpo como si estuviera bailando. Cuando su espalda choco contra la pared contigua a la cama, cogió el botón de su pantalón, lo desabrocho, abriéndolo e introdujo su mano entre sus bragas, jugo con sus pliegues húmedos y Stella sentía que explotaría
CAPÍTULO 61 Cuando Stella despertó, era casi el atardecer. Un poco somnolienta, se levantó y fue asearse y luego bajo las escaleras. ―Cristian. ―¿Cómo estás, dormilona? ―camino hacia ella y la beso ―Que bueno que despiertas, ya casi es hora de cenar y después quiero llevarte a un lugar. Stella r