¡CASO PERDIDO!
¡CASO PERDIDO!
Por: Yudelkis Pediet R.
Capitulo 01

Capitulo 01

—Bien guardado te lo tenías, ¿eh, Andy Berr? Esa impresión de hombre culto solo fue una m*****a fachada para engañarme, para hacerme caer en tus m*****as garras. Pero te duró poco...

Los labios de Amanda empezaban a temblar. La rabia y la ansiedad se apoderaban de ella mientras observaba a su novio ir de brazos de otra mujer. Y para colmo, embarazada. Aunque su vientre apenas parecía de unos pocos meses, era evidente para cualquiera.

—Explíca esto, Andy. ¿Quién es esta mujer? ¿Por qué estás cuidando a otra que no es mi amiga? —Carolina, su mejor amiga quién la acompañaba, intervino, pues pensó que seguro Andy tendría una buena explicación.

. ella siempre lo vió como un hombre tranquilo y en extremo tolerante, lo suficiente como para lidiar con la compleja personalidad de Amanda.

Carolina tomó las manos de Amanda, sintiendo cómo esta. temblaban.

—No hay nada que explicar —respondió Andy finalmente, con un tono cortante—. Esta es mi esposa y, como pueden ver, pronto tendremos un bebé. ¿Qué más hay que decir?

—Ahora, con permiso, tenemos que irnos.

Amanda respiró con amargura y se quedó en shock por un momento, recordando la mirada tierna y llena de amor que él le había dedicado alguna vez. Ahora, esa misma mirada no era más que fría e indiferente, como si el hombre que compartió con ella días de infinita felicidad, el mismo que alguna vez parecía adorar sus ataques de ansiedad y su forma neurótica de ser, nunca hubiese existido.

Observando a la mujer que no se despegaba de su lado, la rabia de Amanda explotó y.

Sin pensarlo,

"¡Pam!"

Una cachetada resonó en el pasillo, estampándose en el hermoso rostro de Andy. No conforme con eso, le dio una segunda, con todas sus fuerzas. Deseaba despellejarlo vivo en el acto, pero se contuvo.

Andy se quedó inmóvil por un momento, con una expresión imperturbable y fría. Luego dijo:

—Ya basta. Deje de hacer escándalo, señorita Castillo. Está asustando a mi esposa.

—¿Cómo te atreves a golpear a mi hombre? ¿Acaso no tienes modales? —gritó la mujer embarazada.

—¡Tú te callas! —respondieron Amanda y Carolina casi al mismo tiempo.

Escuchar a Andy llamar “esposa” a otra mujer fue el colmo y la hizo sentirse humillada, pues ese hombre la había tratado como a una amante todo este tiempo. ¿Qué se cree él? ¿Y yo cómo pude ser tan estúpida? se cuestionó a sí misma.

Apretando los dientes, Amanda le lanzó una mirada de desprecio y, dibujando una sonrisa fría que dejó a todos helados, especialmente a Andy, preguntó con voz serena:

—¿Estás hablando en serio, Andy? ¿De verdad esta mujer es tu esposa? ¿Desde cuándo?

Aún con la escena frente a ella, necesitaba una respuesta clara para confirmar que no había escuchado mal.

Andy la miró y respondió sin titubear:

—¿Eso qué importa? Es mi esposa y punto. Creo que eres lo suficientemente inteligente y madura para entenderlo.

Amanda contuvo el deseo de escupirle en la cara y matarlo a golpes. Prefirió no hacer más escándalo; pues no iba a caer tan bajo por un hombre.

—Escúchame bien, pedazo de basura. Espero que jamás te vuelvas a cruzar en mi camino, o te cortaré las bolas y se las daré de comer a los cerdos. Con mi personalidad sabes que soy muy capaz de hacerlo.

Dicho esto, caminó hacia la salida, no sin antes voltear y decir:

—Por cierto, felicidades por el hijo. Tal vez no salga siendo un saco de basura malparido como su padre. Eso sí sería un desperdicio.

Andy apretó los puños, con fuerza pero se mantuvo indiferente.

La mujer embarazada le lanzó una mirada de desprecio, a Amanda queriendo responder algo, pero Amanda ya se había marchado junto a Carolina, con la frente en alto hasta llegar al coche, donde finalmente se derrumbó por completo.

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