23- No hay que interferir

Martín

— Gracias otra vez, ahí te hablé para que me agendes, de verdad te agradezco — responde Lana mientras nos despedimos con un gesto saliendo del bar.

— No me agradezcas, gracias por escucharme y por tus consejos, te estoy hablando en cuanto haya alguna oferta de trabajo — la saludo caminando a mi auto.

Necesito hablar con Susan, necesito que me aclare la situación, no puedo estar con esta incertidumbre. Agende a Lana, esa chica estaba tan preocupada, me alegra poder ayudar, estoy seguro de que algo conseguiré para ella.

Lo primero que hago es hablar con Susan.

Yo: ¿Podemos hablar?

Susan: Pensé que venias a la empresa, si ¿Te parece que vaya a tu casa?

Yo: Si fui a la empresa, en mi casa en un rato yo estoy en viaje para allá.

Susan: No vemos te extraño.

Esas palabras me confunden, ¿Me extraña? Solo ruego para que sea una equivocación o para que me dé una justificación coherente y convencer a mi mente para dejar de sentirme así.

Llego a mi casa y no pasa demasiado tiempo que
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