Un año después...

Evelyn se sentó en el jardín, rodeada de flores que Asher había plantado para ella. Sonrió al recordar la carta que él le había escrito antes de partir. Su corazón aún latía con el amor que compartieron, aunque la tristeza de su pérdida seguía presente.

Mientras contemplaba el jardín, Evelyn sintió una presencia detrás de ella. Se giró lentamente, esperando ver a alguien conocido. Pero su corazón se detuvo al ver a Asher de pie frente a ella, con una sonrisa en el rostro.

Evelyn se levantó, retrocediendo lentamente. Su mente se llenó de terror y confusión.

—No... no puede ser —susurró, su voz temblorosa—. Estuve en tu entierro. Te vi en el ataúd. Te enterré.

Asher dio un paso adelante, sus ojos brillando con amor.

—Evelyn, soy yo —dijo, su voz suave—. He regresado.

Evelyn se sintió abrumada por el miedo y la incredulidad.

—¿Qué... qué eres? —preguntó, retrocediendo—. ¿Un fantasma?

Asher se acercó, extendiendo su mano.

—No, mi amor —dijo—. Soy real