Capítulo 18
En el fondo, Daisy estaba nerviosa. Los últimos tres años había vivido como una sombra, sin atreverse a respirar fuerte cuando estaba con él, anulándose a sí misma. Pero hoy, estaba decidida a recuperar la dignidad que había perdido.

***

Al día siguiente, Daisy despertó sin abrir los ojos, sintiendo que su cuerpo entero le dolía como si la hubieran atropellado. Especialmente la espalda baja, que parecía al borde de quebrarse. Sentía la boca seca, como si ardiera.

Con los ojos aún cerrados, murmuró:

—Enzo…

—¿Quién es Enzo?

Una voz profunda y masculina sonó cerca de ella, haciéndola sobresaltarse. Abrió los ojos de golpe y se encontró con Fernando, que estaba a su lado, sin camisa. Se quedó petrificada. ¿Esto era un sueño? Claro, debía serlo; en el mundo real, nunca habrían compartido la misma cama. Sin embargo, ¿por qué sentía el malestar físico de verdad?

—¿Terminaste de mirar? —preguntó Fernando.

Daisy seguía aturdida, pero comprendió al instante que no era un sueño. Miró a su alreded
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