Capítulo 84
César estaba de mal humor. Abrió la puerta y lanzó a Lorena fuera del baño con fuerza.

Lorena cayó al suelo, sin mostrar ninguna señal de tristeza ni preocupación. Recogió la ropa del suelo, se la puso, se apoyó en la pared y, a oscuras, salió tambaleándose del dormitorio.

Fue al baño de la habitación de huéspedes y se limpió.

Pensó en que, una vez más, había enojado a César. No pudo evitar reírse en voz baja.

Después de bañarse, se envolvió en una toalla y fue al salón para recoger su maleta y llevarla de regreso a la habitación de huéspedes. Buscó su pijama y se cambió.

Después de un rato de ir de un lado a otro, ya eran más de las tres de la madrugada. Lorena sentía un poco de hambre y anhelaba especialmente la comida que hacía Doña Marta.

Fue a la cocina y comenzó a buscar en la nevera.

—¿Cómo es que no hay nada de comida? —murmuró Lorena.

No encontró nada.

Al final, se hizo un huevo frito para calmar el hambre.

En la entrada del bar, Ricardo arrastraba a Marina hacia su auto.

—Ric
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