Capítulo 51
En aquel entonces, Lorena no sabía la verdad, estaba sumergida en la dulzura del amor. Ahora…

Sabía que todo era una mentira, una mentira muy bien escondida.

Sin rastro de nostalgia, Lorena tomó el pasador de corbata y lo arrojó directamente al cesto de basura, el del baño, para asegurarse de que desapareciera por completo.

Toc, toc.

Lorena fue a abrir.

—¡Doña Lore! ¿Por qué no contestas el celular? ¿Y encima lo tienes apagado? Estaba preocupado por si hacías alguna tontería —dijo Adrián, con una maleta en la mano y una cara de estar realmente preocupado.

—¿Qué estupideces podría hacer? Solo estoy embarazada, nada más —respondió Lorena, fingiendo indiferencia.

—Mi celular está dañado, por eso no respondí. Primero vamos a comprarme uno nuevo.

Cerrando su maleta y asegurándola, Adrián se ofreció a llevársela.

—Claro, te compro uno igual al mío. ¡Podemos tener teléfonos a juego! —bromeó Adrián con una sonrisa.

Lorena le dio un suave golpe en la espalda.

—¡Cállate! Deja de bromear. Ahora
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