Capítulo 160
Ella sonrió cálidamente, y la sensación de que alguien se preocupa por ella la relajó un poco. Respondió suavemente:

—Está bien, no estoy triste, haré lo que tú digas.

El teléfono se colgó, y Lorena caminaba tranquilamente por el jardín dentro del conjunto residencial.

Dos guardaespaldas la seguían, como siempre.

Ella estaba un poco molesta.

—¿No pueden dejar de seguirme? En el conjunto no va a haber nadie que me secuestre.

Los guardaespaldas se miraron entre sí.

—Perdón, señorita Lorena, son órdenes del jefe, este es nuestro trabajo. Por favor, comprenda.

Ella suspiró y salió del conjunto en su auto.

No dejó que los guardaespaldas condujeran, ella misma manejó, y cuando el coche se apagó, ya había llegado al Hospital del Sagrado Corazón.

Lorena miró la puerta del hospital, luchando internamente durante un buen rato. Al final, estacionó el auto y entró al hospital.

Un guardaespaldas fue a estacionar el auto, y el otro la siguió a cierta distancia.

Finalmente, ella entró lentamente en e
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