Capítulo 5
PUNTO DE VISTA DE LESLIE

Agradezco que Travis no me haga ninguna pregunta mientras me lleva de vuelta a casa.

Me ofrece llevarme hasta dentro del complejo residencial, pero rechazo su propuesta y espero hasta que se marche antes de suspirar y entrar en la casa. La casa está repleta de empleadas domésticas que corren hacia mí en el instante en que escuchan la puerta abrirse, pero les hago una seña para evitar que se me acerquen.

Ya no soy la señora de la casa.

Paso de largo junto a todas ellas para llegar a mi habitación. Kian y yo solo compartimos cama cuando él busca satisfacer sus necesidades sexuales. Cuando está necesitado, se sube en mi cama y me llena de besos por todo el cuerpo hasta que cedo, y ese es el único momento en que me siento deseada por él. Mientras entro en la habitación, evito mirar la cama más tiempo del necesario, temerosa de que los recuerdos de nosotros enredados en las sábanas con él rompan mi determinación. Ahora mismo, solo tengo una idea en mente: dejar a Kian para siempre.

Empiezo a empacar mis cosas, sin detenerme ni un momento a pensar en el hecho de que no tengo a dónde ir. No puedo soportar quedarme un día más bajo el mismo techo que Kian, sabiendo su traición. Solo empaco algunas cosas importantes, asegurándome que volveré por el resto de mis cosas cuando se concrete nuestro divorcio.

De repente escucho una voz familiar que siempre me provoca escalofríos, y aun en este momento, ya puedo sentir un escalofrío de terror y me hace detenerme inmediatamente.

La madre de Kian está aquí.

Respiro bruscamente, tratando de mantener la calma y no pensar en todas las cosas terribles que ella me ha hecho. Después de respirar profundamente, finalmente me controlo, y sigo empacando mis cosas. Una vez que termino de empacar, arrastro mi pesada maleta fuera de la habitación y camino hacia la sala donde la madre de Kian está sentada en uno de los sofás, con las piernas cruzadas como si fuera la dueña de la casa.

Al saludarla, me hace su característico gesto de desprecio en la cara.

"¿Por qué estás aquí?" Me pregunta, poniéndose de pie. Estoy confundida por su pregunta, y mis dudas la hacen bufar, con su rostro contorsionándose poco a poco.

"Casi olvido lo tonta que eres." Me dice de nuevo la madre de Kian. Tonta, esa es palabra favorita para decirme cuando le place, y por supuesto, no me duele menos hoy. De hecho, es aún más doloroso ahora que me doy cuenta de que además de tener que vivir con la indiferencia de Kian, también he tenido que lidiar con el odio y la total falta de respeto de su madre hacia mí, y todo este tiempo, siempre me he mantenido callada o asumiendo una culpa que no me toca..

"¿Por qué estás aquí en lugar de la oficina, eh?" Se burla y continúa, "Mi hijo trabaja incansablemente día y noche solo para ganar dinero, pero no para que alguien como tú viva a costa de él. Todo lo que te pide es que hagas tu trabajo como su secretaria, y aun así, ¿ni siquiera puedes hacer eso? ¿Crees que tienes derecho a gastar todo su dinero solo porque eres su esposa?"

Sus palabras son como golpes fuertes a mi pecho. Siento algo creciendo dentro de mí. Siempre ha estado ahí pero siempre he logrado controlarlo.

"Tuve que estar en el funeral de mi abuela." Le respondo, esperando que el gesto de desprecio en su rostro desaparezca, pero se vuelve aún más profundo, y añade un bufido para rematar. ¿Acaso no sabía que mi abuela había muerto?

"Por supuesto, esa es tu excusa para ser una cazafortunas perezosa. Dime, ¿esa abuela tuya te enseñó a ir tras el dinero de otras personas en lugar de trabajar por el tuyo?"

Esa misma sensación que ha estado creciendo dentro de mí desde que vi a la madre de Kian alcanza su punto máximo. Es una ira pura y ardiente que controla todo mi ser hasta el punto que ni siquiera me importa nada más que defender a mi abuela.

"¡No hable así de mi abuela!" Le grito y ella salta ligeramente, sobresaltada por mi reacción.

"¿Acabas de gritarme?" me dice, dando un paso adelante pero no me inmuto mientras le devuelvo la mirada, "¿Olvidaste tu lugar? No eres más que una..."

"¡Sí, soy una cazafortunas que se casó con su hijo por su dinero, sí, ya lo entendí!" Le respondo bruscamente, ya estoy harta de los insultos cada maldita vez, "¡Pero ya no tienes que preocuparte por eso porque ya le solicité el divorcio a tu hijo. Me separé de tu hijo, así que pueden ir y tragarse todo su dinero!"

Me doy la vuelta para irme, resoplando mientras arrastro mi pesada maleta conmigo, pero entonces ella pone su mano sobre la maleta para detenerme. Mira la maleta con diversión.

"¡Realmente te vas!" Ni siquiera puede ocultar la alegría en su voz.

"Sí, así que por favor solo déjeme ir."

Sacude la cabeza, "¡No tan rápido! No puedes simplemente irte." Le hace señas a dos de las empleadas que han estado de pie, observando todo.

"¡Revísenla!" Les ordena cuando se acercan. Ellas dudan y ella las mira con furia.

"¿No me escucharon? Ella ya no es la señora de la casa. Revísenla ahora mismo."

Estoy demasiado aturdida para reaccionar cuando las empleadas finalmente me arrebatan la maleta.

"¿Qué creen que están haciendo?" Les digo, con voz temblorosa.

"No puedo simplemente dejarte ir. Quién sabe qué objetos valiosos le has robado a mi hijo dentro de esa maleta sucia."

Me quedo sin palabras ante lo que ella me dijo. Solo observo mientras mis cosas caen al suelo mientras revuelcan mi maleta. Lágrimas de humillación ardían en el fondo de mis ojos.

"¿Qué es eso? Entrégalo." Dice la madre de Kian cuando una de las empleadas encuentra un brazalete de oro que había guardado en mi maleta. Ese es el brazalete de mi abuela, lo único que me queda de ella.

"¡No!" Me apresuro para evitar que se lo entreguen, pero no puedo quitárselo. La madre de Kian lo toma y lo inspecciona.

"¡Lo sabía! Te llevaste algo. ¿Mi hijo te compró esto? ¿Qué te hace pensar que puedes irte con algo que él te compró después de solicitarle el divorcio?"

"¡Eso no me lo dio su hijo! Es mío y le agradecería que me lo devolviera."

Ella hace exactamente lo contrario y solo continúa acusándome de ser una ladrona, hasta que la puerta se abre y Kian entra. No siento alivio con su presencia, como usualmente lo hago cuando su madre me trata de esta manera, en cambio, no siento nada más que resentimiento hacia él. Quiero gritarle en la cara cuánto lo odio.

Su rostro se tuerce en señal de confusión cuando ve la situación.

"¿Qué está pasando aquí?" Pregunta, acercándose y mirándonos.

"Gracias a Dios que llegaste, hijo. Esta sanguijuela estaba a punto de irse con algo que no es de ella." Le responde su madre. Mis ojos están empezando a aguarse por alguna razón, y me quedo confundida, ya que no sé qué les pasa a mis ojos, pero puedo forzar una sonrisa.

"Kian, ¿podrías por favor decirle a tu madre que nunca he recibido un regalo tuyo?"

Kian vacila, aparentemente se queda sin palabras por un instante, mientras mira sus manos. Yo también miro sus manos y finalmente entiendo por qué mis ojos me arden. Kian traía un ramo de lirios, pero soy alérgica a esa flor.

A pesar de las lágrimas rodando por mis mejillas, me empiezo a reír. Río tan fuerte, ignorando las miradas de todos los presentes en la habitación, que probablemente piensan que me he vuelto loca. Estornudo entre risas, pero no dejo de reír mientras me dirijo a la madre de Kian.

"He estado casada con su hijo durante tres años, y él ni siquiera sabe que soy alérgica a los lirios. ¿Acaso usted piensa que él es capaz de comprarme un brazalete?"

Sacudo la cabeza ante mi triste realidad.

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