Estoy caminando sin rumbo fijo por las calles de Italia. Al salir del consultorio, le dije a Lucas que quería estar sola, pero como no me lo permitió, le grité y le di un golpe. Sé que estuvo mal, pero necesitaba estar sola, necesitaba procesar todo lo que me había dicho el doctor. Solo tenía 5 meses de vida y todavía siento que quiero hacer muchas cosas más. Quiero casarme, tener hijos y formar una hermosa familia, pero ahora todos mis planes se están cayendo al suelo porque quizás no sobreviva. Mi teléfono no ha dejado de sonar, así que decido apagarlo. Sé que es Dante y que debe estar preocupado, pero no quiero hablar. Sé que si hablo con él, me derrumbaré y lo último que quiero es causarle dolor. Gotas de agua comienzan a caer en mi rostro y veo cómo todos comienzan a cubrirse con sus paraguas, pero yo solo me quedo quieta, esperando que el agua me quite toda esta carga de ansiedad y miedo que me está consumiendo ahora. La lluvia se vuelve más intensa y mis ganas de llorar se hace
DANTE -¡No, Val, qué hiciste! - en ese momento entra Lucas y Nana, quedando impactados al ver la escena. - Lucas, ¡prepara el auto ya! - este sale corriendo mientras Nana le coloca un trapo en la herida para detener la hemorragia. - Todo esto es culpa mía. -No, querido, no digas eso. - Cargo a Val en mis brazos y corro hasta subirnos a la camioneta. Durante todo el camino no paro de verla y de tomar su pulso con miedo a que ya no esté. -Vamos, mi amor, resiste. - La sangre sigue saliendo y veo que su rostro se empieza a poner pálido y sus labios morados. - ¡Acelera, Lucas! - Llegamos al hospital y pido ayuda, entonces llegan varios médicos con una camilla y luego se la llevan. -¡Mierda! - Doy varios golpes a la pared, pero Lucas me detiene. -Señor, cálmese, no gana nada en desesperarse. La señora Valerie va a estar bien. -Eso espero. Si ella muere, no sé qué será de mí. - Llamo a mi madre y a Matilda, que es su mejor amiga, y a la hora llegan todos, incluido Franco. -Dime, ¿cómo
Ya ha pasado un mes desde lo sucedido y ahora me siento completamente sana. Desde lo que pasó en la bañera, Dante no ha dejado de tener sus manos sobre mí, ni yo de acariciar su cuerpo. Aunque todavía no hemos hecho el amor, dice que quiere que sea un momento especial, aunque eso no quiere decir que no hayamos hecho alguna que otra cosita. Solo de acordarme, mis mejillas se tornan rojas. Dante entra a la oficina y allí lo veo leyendo unos papeles. -Dime, amor -me acerco a él y me siento en sus piernas. -Me gustaría volver al trabajo -suelta un suspiro. -Nena, no quiero que te pase algo, yo... -Amor, voy a estar bien -él sonríe, pero no entiendo por qué. -¿Por qué sonríes? -Me dijiste 'amor'. Amo cuando me dices así - me besa los labios de manera lenta pero apasionada. -¿Entonces, sí me dejarías?- insisto. -¿No me dejarás en paz hasta que te deje, verdad? - Yo niego con una sonrisa -Está bien, pero solo trabajarás hasta el mediodía y, si te sientes mal, de inmediato te vienes pa
- ¡Dios, qué susto me diste, Dante! – digo tocándome el pecho. – ¿Hace cuánto tiempo estabas ahí? - Lo suficiente. Así que te metiste a clases de yoga. - ¿Quién te lo contó? – en ese momento me acuerdo de Lucas. – Ya sé, fue Lucas. - Sí, él me mantiene informado de todo lo que hace mi mujer. ¿Te gustó? - Sí, me encantó. Fue una clase maravillosa. Creo que asistiré más seguido. - ¿Y eso de “jódete, Dante y Lorena”? – cuando dice eso, siento que me atraganto con la saliva, pero no dejaré que me vea nerviosa. - Pues que ya no me va a molestar que ustedes tengan sus famosas reuniones. Por mí, mi amor, puedes hacer las reuniones que quieras con ella. No dejaré que eso me vuelva a afectar. Si mi marido no quiere ayudarme a tener paz, pues entonces tendré que hacerlo por mí misma. - Val, no es que no quiera. Es que debes entender que… - Que Lorena y tú tienen negocios. Sí, tranquilo, ya sé, no hay problema. Reúnase todo lo que quiera. Yo no diré nada. – Me levanto con delicadeza y lue
- Arturo, ¿qué haces aquí? - Vine a hacer unas compras, ¿y tú? - Pues estoy comprándole el regalo a una amiga, hoy es su cumpleaños, pero no sé qué darle. - Si me permites, creo saber lo que le puedes dar. - Lo miro con cara de "¿es en serio?" y él se ríe. - Val, quiero ayudarte. - Está bien, ayúdame entonces. - Él sonríe y toma mi mano. Cuando lo hace, me siento rara, pero decido no decirle nada. Caminamos por unas tiendas hasta que él se para frente a una tienda que es súper costosa. - Aquí es. - Entramos a la tienda y comenzamos a ver vestidos, pero yo no paro de ver los precios, son demasiado costosos y no creo que pueda pagarlo. Sé que soy la esposa de un magnate mafioso, pero no pienso tomar el dinero de Dante. - Este es el vestido. - Arturo saca un vestido precioso de color negro con algunas decoraciones y ceñido al cuerpo. - Wow, es precioso. - Toco el vestido, pero cuando veo la etiqueta, mis ojos se abren como platos. - Por Dios, Arturo, este vestido es muy costoso, no
Me levanto temprano y me doy cuenta que la cama esta vacia, dante si había dormido en otro lugar, me levanto y me doy una ducha rápido para ir a trabajarCuando bajo a desayunar espero encontrarme con dante para 'poder ofrecerle una disculpa por lo que paso pero cuando llego al comedor no hay nadie- Hola mi niña – aparece nanita con mi desayuno- Hola nana se ve muy delicioso – ella me regala una sonrisa y acomoda todo en la mesa – nana sabes si dante ya se fue?- Si mi niña el salió desde muy temprano, dijo que comería algo en la oficina- Entiendo gracias nanita – ella se retira y yo empiezo a comer pero siento que la comida no me entra del todo porque odio estar mal con dante y mas si es por mi culpa aunque el no se queda atrás debe dejar de lado sus estúpidos celos hacia Arturo, el debe entender que al único que amo es a el.- Hola lucas a la empresa- Si señora – en menos de 15 minutos ya estoy en la empresa y como no tengo animos de hablar con nadie sigo derecho y me encierro en
Llegamos a casa y en un rápido movimiento Dante me carga como una princesa mientras yo le comienzo a besar el cuello. Dante abre la puerta de la habitación de una patada y luego me deja en el piso. Tomo su traje y comienzo a quitárselo, y luego él hace lo mismo con mi ropa. -¿Me deseas? – le pregunto con un tono seductor. -Mucho, demasiado, mi amor – cuando dice “mi amor” siento como todo se me mueve dentro de mí, es como si el corazón quisiera salir de su lugar de la emoción que siente al escuchar esa palabra. -¿Ya no estás enojado? – beso su cuello arrancándole gemidos. -No, no puedo durar mucho tiempo enojado contigo. Eres mi debilidad – me tira a la cama luego de estar los dos desnudos, y él se posiciona encima de mí, pero yo en un rápido movimiento lo dejo abajo. -Yo controlo – este me sonríe y me toma de las caderas ayudándome a levantarme, para luego dejarme caer encima de su miembro arrancándonos un gemido de puro placer y éxtasis. -Muevete, nena, me estás matando – comie
Despierto al sentir los molestos rayos del sol. Abro mis ojos lentamente y siento como toda la habitación da vueltas. Lo otro que percibo es un dolor en mi pecho cuando levanto la mano y noto que está vendado, como cuando me operaron del corazón. Escucho unos pasos y al voltear veo a Dante que se acerca casi corriendo. —Mi amor, ya despertaste —acaricia mi mejilla y es imposible no regalarle una sonrisa—. ¿Cómo te sientes? —Un poco mareada y adolorida en el pecho. Lo que no entiendo es por qué está vendado —veo cómo se pone pálido, pero antes de que diga algo entra el médico. —Qué bueno que ya estás despierta, señora Giordiano. ¿Cómo se siente? —Algo mareada. —Bien, te vamos a aplicar un medicamento que te ayudará con eso, pero ahora vamos a revisarte —veo que Dante le lanza una mirada al doctor y este solo asiente con disimulo—. Pone su estetoscopio en mi corazón y comienza a palpar en diferentes lugares—. Bien, todo está en orden. —Pero si mi corazón está mal... —Ya viene la e