Un poco más tarde. —¿ Que dice Amparo? ¿ Que la abuela se puso mal y tuvieron que ingresarla?— Amparo me dice lo mal que se puso la abuela. Se desmayó por tanto enojo y tuvieron que llevarla a la clínica. La preocupación me invade.« Dios, es mi culpa». Pienso llorosa. —¿ Por qué no me dijeron para ir Amparo? —Lo siento. El señor prohibió dejarla salir. Ya ve que ese hombre que la vigila no se despega de su puerta. Solo vine a ver cómo estaba —dice y busco mi celular con desesperación. Llamo a Julián y no atiende. Finalmente apaga su teléfono. Lo arrojo a la cama muy indignada. …Esa noche la mucama vuelve a entrar y me da a beber el medicamento para mi brazo , además de decirme que no me conviene tanto agite. Lo sé, debiera descansar, Pero quiero salir de esta habitación y preguntarle a mi esposo cómo está la abuela. La mucama me informó que aún no la dan de alta. —Por favor, Amparo, necesito que estés pendiente y me digas si en algún momento ese hombre se va a algún lugar, ne
—Gracias Michael, por favor, puedes irte, no quiero que nos vea juntos—Él me mira con gesto afectado. —Me iré, no quiero que tengas más problemas por mi causa. Por favor, si pasa algo no dudes en llamarme. No estás sola— dice. Asiento agradecida y le sonrío forzado. Entonces con determinación camino hasta él. Mi corazón se agita rápidamente y siento deseos de devolverme. Pero es tarde , alza su mirada y me mira. Su gesto es de total desconcierto. Enseguida se levanta y viene de prisa hasta mí. Me toma del brazo con brusquedad. —¿ Qué rayos haces aquí Laura?—Luce muy enojado. —Vine a saber cómo está la abuela Leonor, ya que fuiste incapaz de contestar cuando llamé para saberlo. Por eso vine—respondo con prontitud. Me mira con gesto soberbio. —Vete ya mismo. No es tu maldito problema. La abuela es mi problema, no el tuyo. —Tambien es mi problema te guste o no—Sin importarle nada me da una bofetada llamando la atención de los curiosos. Él me mira con desdén. —¿ Quien te crees para
Julián. Salgo de la habitación con muchas emociones encontradas. Puede ser mío. Puede serlo. Pienso sumergido en una nueva posibilidad que no esperaba. Mi corazón se acelera y miles de posibilidades cruzan por mi mente. Doy vueltas asimilando que cabe la posibilidad de que vaya a ser padre y una leve emoción me invade, sonrío confundido mientras pienso en que está embarazada de mi hijo. Lucrecia se acerca para conocer su estado y le cuento. Traicionado por mi primera impresión le doy la noticia con una sonrisa. —¿ Embarazada? — suelta y rie sin decoro. —¿ No creerás que es tuyo? ¿ Le hiciste tomar la pastilla verdad? Te dije que eso impediría que su noche de “amor “— recalca con sarcasmo. — Tuviera consecuencias — dice. Ese día, antes de que Laura despertara, desesperado le pregunté a Lucrecia si había algo que se pudiera hacer para que no resultara embarazada. Ella me habló de esas famosas pastillas. —Si, claro, pero pudo haber fallado— digo y respiro hondo. Lo que sugiere Lucr
—¿Qué hiciste qué cosa abuela Leonor?— La abuela me confirma como cambió las pastillas por ácido fólico aquella vez. La miro con gesto afectado.—No me mires así Laura, yo sé lo que hago. Y que bueno que lo hice pues ahora tendré bisnietos. Estoy tan emocionada — dice jubilosa mientras yo solo puedo suspirar con desgano mirando ese medicamento rosa que meten por mi via sanguínea. —No debiste hacerlo abuela, ni siquiera sabemos si estos pequeños se salvarán y además ¿ Que has conseguido? Ya ves que tú nieto no ha venido a verme ni un día. Un mes completo y no le veo la cara. Estos niños no le importan para nada. —Se salvarán, son fuertes como su madre… y mi nieto no ha venido Pero está al pendiente, creelo. Y está además contento con la idea de ser padre. —Mientes para hacerme sentir mejor, lo sé — digo triste. —¿ Mentir? Noooo… está tan feliz que ¿Sabes con quién estuvo hablando anoche? —¿ Con quién?— La miro ansiosa. —Con tu hermano , Luciano. Sabes que mi nieto no lo recibirí
Abro mis ojos y estoy sobre una cama confortable. Me incorporo de inmediato y la misma enfermera que me inyectó algo me mira y sonríe amable. —Que bueno que has despertado, soy Melany, desde hoy estoy a cargo de tus cuidados, una vez por semana vendrá Rhish a verte. Es el ginecólogo que lleva tu caso, aquí estarás bien, no te faltará nada, ahora tomaré tu presión y luego te traerán la cena ¿ Alguna pregunta?—La miro perpleja. «¿ Cómo que cena? ¿ Cuánto dormí? » Me pregunto ansiosa.—¿ Acaso ha anochecido? Y, ¿Por qué estoy aquí? ¿ Por qué no estoy en la clínica? El doctor Philip es quien me controla, quiero irme, no la conozco, no la conozco , así que me iré — intento levantarme y ella me mira con ojos apacibles. —Es inútil, estamos en una montaña a kilómetros de la ciudad, el viaje fue muy largo , además, no podrás salir de aquí caminando y no hay vehículos a tu disposición, caerías por un acantilado, ¿Quieres eso en tu estado?—Hago una negación y miro a otro lado. Voy y miro por l
Despierto y estoy en una cama, enseguida miro a todos con gesto asustadizo. Confundida me incorporo mirándolos con recelo, entonces voy mirando a cada uno, la enfermera, los escoltas y él. Julián. Muestran cara de alivio y la enfermera revisa mis pulsaciones y mi presión. Miro mis manos y cierro mis ojos con fuerza. Lo último que quería era que lo hicieran venir a él. —Veo que te gusta llamar la atención Laura. ¿Qué hacías husmeando por los alrededores y de noche? ¿ En verdad creíste que te traje de vacaciones a este lugar? Tu maldito deber es cuidar tu embarazo, el doctor Philip dijo que no podías salir de cama un tiempo más. —Lo siento Julián. Yo quería ver el lugar, pero algo extraño me pasó. Tengo miedo, no quiero quedarme en este lugar, creo que he visto un fantasma— digo nerviosa. Él empuja una silla cerca de mi y se sienta, mirándome serio y de brazos cruzados, me dice que hable. —¿ Qué es lo que tanto te asusta ? Dímelo… ¿Qué esperas?— dice ante mi silencio. Entonces se ríe
Salgo con determinación a exigir que se respete mi posición de esposa, entonces me encuentro con un recibidor vacío. Enojada y decepcionada voy enseguida a su habitación imaginando que irían a terminar su escena allí. Pero antes de llegar a la habitación oigo los ruidos de las hélices del helicóptero. Me asomo por la ventana rápidamente. Entonces miro a Julián caminando hasta la plataforma de abordaje acompañado de dos de sus hombres. Respiro hondo sintiendo tanta impotencia. Entonces salgo de la casa y camino con prontitud evadiendo a los vigilantes y gritando: —¡ Julián! — Lo miro detenerse y apresuro el paso aunque el frío parecieran dagas cortando mi piel. Ni siquiera pensé en colocarme un abrigo pues estoy muy agitada . Subo por la escalinata de piedra y llego hasta él. El helicóptero produce un viento fuerte. Él camina hasta mí con gesto furioso. —¡ Estás loca, Laura! Pudiste resbalar viniendo hasta acá. Vuelve a la cabaña de inmediato — Lo miro con ojos acusadores. —No finja
Me sentí un poco mal luego de la cena y Melany me mide la presión y me da algo de beber para relajar los nervios. Mi presión está bien, lo que tengo es una gran decepción y frustración. Ella me aconseja tratar de dormir. Ojalá fuera tan fácil. Comienzo a pensar en el modo de librarme de Julián y escapar de él. Me tiene muy vigilada. He podido notar que hay muchos hombres apostados en la entrada y en otros puntos de la cabaña. Pienso también en porque el quería hablar con esa mujer. Que cosa tendría que decirle. Ni siquiera quiso escucharme. Empiezo a llorar enojada. Al otro día me levanto más tranquila. Debo ser fuerte y darme a respetar. Así que no les demostraré a ninguna de las dos que me han hecho sentir mal. Después de arreglarme bajo a desayunar. Saludo a todos con una espléndida sonrisa. Una que ensayé un poco. La idea es no darles el gusto de verme afectada por sus malas intenciones. Mientras espero mi desayuno mis tripas suenan con fuerza. Estoy muy hambrienta. Entonces mir