Falcon se dejó caer sobre su cama y reflexión sobre los sucesos del día que aun rondaban su mente. El reloj marcaba las 12:00 de la noche y estaba seguro que no pegaría ojo. Su cuerpo vibraba impidiéndole hacerlo. Cada fibra estaba activa del encuentro con aquella misteriosa mujer que escondía más de lo que aparentaba. O tal vez era él el que estaba mal. Mañana llamaría a su doctor y amigo, todo aquello tendría que tener una respuesta y la necesitaba rápido.
Oyó la puerta abrirse del baño adyacente y se retiró la mano de los ojos para ver a su amante salir con una escotado y corto vestidito que no dejaba nada a la imaginación. Otro hombre hubiera babeado en ese momento, con las blancas y torneadas piernas y la piel reluciente y aún húmeda del baño. Dulse sabía bien como mantener complacido a su pareja, lástima que en ese momento Falcon tenía su mente más allá de lo que se podía imaginar.
Por un momento el alfa vio el rostro de su empleada en vez del de su novia y su cuerpo se endureció tanto que le dolió y la excitación aumentó que se quedó sin aire. Se levantó con los ojos brillando y agarrándola de la muñeca la tiró sobre la cama y la devoró completa.
Recorriendo su cuerpo trabajado, los senos pequeños y duros, la humedad femenina donde se sumergía cada vez más fuerte, pero sin apartar delante de sus ojos la imagen mental de aquella chica, de la que estaba seguro que era su pareja destinada.
Silver sintió un ruido incómodo, tras otro a su alrededor y se cubrió la cabeza con la almohada.
¿Quién osaba despertarla antes que sonara la alarma?Una mano recorrió su espalda después de hundirse el colchón a su derecha.
La beta suspiró entre sueños. Lo menos que quería a casi las cinco de la mañana, con una noche pésima de sueño, era encarar a su novio que de seguro estaba molesto por su indiferencia. No acababa de comprender que ella era una mujer adulta e independiente y necesitaba su espacio, no un hombre que quisiera controlarle su vida, para eso ya tenía su trabajo.
-¿Qué quieres?- dijo con voz pastosa, sin abrir los ojos debajo de la almohada.
-Tenemos cosas de que hablar querida- maldijo el momento en que su madre le había dado la llave a Hans.
-no puedes esperar al menos que llegue mi hora de despertarme- fingía que su voz se apagaba- estoy haciendo horas extras-
Al parecer a él no le gustó su respuesta, al quitarle la almohada de un tirón.
-Silver, te dije que quiero hablar ahora- pero ella no respondió y siguió sin moverse.
Hans chasqueó la lengua y apretó la almohada. Se levantó y se quitó la mayoría de la ropa para acostarse al lado de su novia pasando el brazo sobre su cintura.
Silver esperó hasta que su respiración fuera constante para abrir sus ojos. Solo ella sabía que había fingido estar dormida. Hans podía ser intransigente cuando no le respondían y su cabeza tenía demasiadas cosas con las que lidiar por el momento.
Un rayo de sol golpeó su rostro acompañado del sonido taladrante de su alarma. Estiró el brazo y lo apagó perezosamente, al final había caído levemente en los brazos de Morfeo, lo cual no significaba que hubiera descansado, el maldito de su jefe había aparecido en sus sueños para tener sexo con ella, lo último que le faltaba.
Se revolvió apenas con aquel brazo sobre su cuerpo que limitaba sus movimientos y le impedía levantase a ducharse.
-¿Uno rápido por la mañana?- sintió la voz ronca de su pareja a su espalda y que se rozaba contra sus nalgas.
-Llegaré tarde-odiaba el sexo mañanero, su cuerpo aún estaba entumecido de dormir y la invasión siempre resultaba dolorosa, aunque ella lo ocultara.
-Solo será uno rápido, vamos- la mano en su cintura se desplazó hacia su entrepierna y la acarició, si embargo nunca era suficiente para despertar la excitación que necesitaba una mujer.
Al final cedió, sabía que si lo hacía él olvidaría todo lo de la noche anterior y no tendría que escucharlo, así de simple era su futuro esposo, porque a diferencia de otras personas de su misma clase, en pleno siglo 21 ella tenía un matrimonio arreglado, uno del cual no podía escapar.
***
El secretario de Falcon entró al departamento de diseño en busca de su directora que se encontraba detrás del monitor de 27 pulgadas, con los dedos que no paraban de moverse y una taza de té humeante a su lado. Los demás compañeros copiaban su acción y eran incapaces de hacer menos que ella, eso podría costarles.
Leo caminó hacia allí y a pesar de ponerse a su lado ella no le prestó atención.
-Directora Miller-
-Estoy ocupada- lo dijo mecánico mientras sus ojos de movían de esquina a esquina de la pantalla y tecleaba más rápido.
Leo se quedó impresionado con todo lo que había avanzado en solo unas pocas horas. Sería una lástima que esa mujer fuera una omega, no tenerla en la compañía sería un desperdicio. Ya vería que haría cuando llegaran los papeles que había pedido.
-El Presidente desea verla-
-Estoy ocupada-
-Desea verla ahora-
-Silver golpeó con las plantas abiertas la mesa provocando un sonido alto y sordo que sobresaltó a todos los presentes.
-¿Te lo tengo que repetir?, dile que en cuanto termine veré que desea, ahora estoy contra tiempo- dijo entre dientes para girarse y volver a lo suyo.
Al no dormir su humor estaba de perros, y que la interrumpieran la ponía peor. Tomó un sorbo de la taza de té sin importarle la temperatura y siguió en lo suyo mientras Leo retomaba el camino de vuelta a la oficina de su jefe. Habría bronca y él no quería estar cerca.
***
-Qué no quiere venir?- Falcon no pareció sorprendido.
Golpeó el suelo con la punta del zapato antes de levantarse y pasar por al lado de su secretario.
-¿Presidente a dónde va?- Leo se exaltó
-A demostrar quién manda en esta empresa-
Falcon se recostó en el marco de la puerta de la Oficina de Diseño, mirando a su supuesta pareja destinada inmersa en su trabajo, sin prestarle atención a su alrededor. La presencia del alfa era tan intimidante que casi todos se dieron cuenta que estaba ahí. -Presidente- uno de los demás empleados exclamó y el resto de ellos dejaron de hacer sus tareas y se levantaron de sus asientos nerviosos. Ella solamente alzó la mirada de la pantalla y frunció el ceño. El alfa aprovechó que le prestaba atención y la llamó moviendo el dedo índice, acción que la hizo cerrar sus ojos y su
Silver se reflejó en el espejo e hizo una mueca al ver el estado de su cabello. El estrés era fatal y le pasaba factura a todo, en ella, su fibra capilar era la que más sufría. El brillo había mermado y las puntas parecían resecas. Tanto esfuerzo intentando mantener una melena de lujo y en unos días todo el trabajo se había ido por la borda. En los últimos tres días su presidente se había mantenido a ¿raya?, después de la conversación algo subida de tono. Pero mantenerse en guardia todo el tiempo e intentar esquivarlo, había puesto sus cronómetros de estrés al máximo. Buscó en la gaveta de su cómoda una tijera. Cuando no había solución era mejor cortar. Movía la tijera de aquí para allá quitando todo aquello que parecía maltratado hasta que estuvo conforme. Su melena que anteriormente acariciaba sus hombros, la había llevado a algo parecido a un corte bob más largo adelante que atrás dejando al descubierto su cuello. Para los que eran om
Silver paró de comerse su hasta ahora cuidada uña, cuando sintió el líquido viscoso de sabor metálico en su boca. Lo que le faltaba. Suspiró y apenas una pizca de preocupación que tenía salió de ella. -¿Ocurre algo señorita?- el conductor del taxi que había tomado al salir de la empresa parecía preocupado por su ataque de ansiedad. Ella asintió suavemente -Estoy bien gracias, solo un poco estresada- aquel hombre debía ser un beta, e
-Necesito su ayuda-Falcón no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Primero la impresión de recibir una llamada de su pareja, que parecía evitarlo a toda costa, lo había asombrado y después le pedía ayuda.-En lo que desees- respondió sonriendo. Sabía que no tendría que esforzarse mucho. Ella llegaría a él por si sola. No tendría que mover ni un solo dedo. Y esa llamada era el inicio de todo -¿Qué quieres que haga por ti?--¿Conoce algún hospital donde hagan la prueba de género, de forma segura?-Falcón se tomó unos segundos en responder. Si le pedía algo como aquello quería decir que estaba dudando de que era una beta. Eso era buena señal.-El hospital privado al que asisto-Ella volvió en tardarse en responder, Falcón concluyó que se estaba to
Los miembros del departamento de diseño se miraban entre ellos y tragaban sonoramente. No acababan de decidirse quien le daría los papeles a su jefa. La razón. Simple. Silver fruncía el ceño dolorosamente y su semblante advertía que no quería nadie cerca.-Llévalo tú- una de las chicas palmeó la espalda de uno de los más jóvenes y el chico solo abrió los ojos con los labios temblorosos. Se acercó cautelosamente a su jefa.-Directora- su voz salió inestable- aquí está el último análisis-Silver no lo miró. Extendió la mano cogiendo el documento en el aire para abrirlo y comenzar a revisarlo.-Gracias- respondió fríamente y el chico se alejó lo antes posible hacia su asiento secándose el sudor de la frente.Nadie había visto a Silver molesta, pero era conocido
Cuando Silver recobró el conocimiento estaba más aturdida que despierta. Sentía su cuerpo como si estuviera en una enorme bola de algodón que se movía de un lado a otro débilmente acunándola. Muy cómodo y acogedor. Podría quedarse así por siempre.Y aquel olor. Delicioso y atrayente que inundaba todo su ser y la mantenía en un trance total. Se acercó más a la fuente de aquel sabroso aroma y lo abrazó con la poca fuerza que le quedaba pegando su nariz y aspirando.-Si despiertas así todos los días, creo que me volveré muy adicto a ti por completo-Los ojos de Silver se abrieron al escuchar aquella voz. Se separó con dificultad solo para ser atraída de nuev
Falcon llegó a la cocina y golpeó con sus nudillos el mármol negro de la meseta doliéndole en el proceso.Había sido un estúpido utilizando su voz en aquella mujer que parecía realmente confundida con la situación. Sabía que estaba forzando todo, pero se estaba desesperando y eso solo traía problemas. Encendió el fogón y sacó algunos alimentos del refrigerador. Cocinar siempre ponía su mente en calma y lo relajaba.Para cuando volvió al cuarto con una bandeja encontró a Silver acostada en la cama tapada y dándole la espalda enterrando su cabeza en la almohada.-Te traje algo para que comieras-Ella no se movió
Silver se quedó quieta sintiendo su mejilla palpitar dolorosamente. El único sonido que se oía era la del agua caer y la respiración de ambos.Con la mano temblorosa tocó la piel que ya se volvía roja y seguramente, más tarde, hinchada. El sabor metálico de su propia sangre rozaba sus papilas gustativas como recordatorio de lo que acababa de ocurrir.-Sal- dijo entre dientes sin mirarlo.-Silver, cariño- Hans levantó la mano para tocarla.Ella levantó antes la suya y puso en su cuello el borde de la navaja de afeitar.-Sal- volvió a repetir y no le importó que el filo dejara una leve línea roja.El beta solo cerró los ojos un minuto y se dio media vuelta.-Dejaré que tu mente se calme y después hablamos, tienes mucho que explicarme- salió dando un portazo a la puerta del baño.Silver apagó