“Nada”. Escucho un susurro muy bajo de ellos antes de que comiencen a alejarse.

“¿Cómo desapareció? No bajes la guardia”, murmura un hombre en voz extremadamente baja.

Váyanse…

Mi corazón todavía late fuerte mientras estoy allí en los brazos de Zade, lo que solo me vuelve más loca.

Sus pantalones deportivos son delgados y puedo sentir su pene bastante bien. Me muerdo el labio mientras espero que los hombres se vayan. El hecho de que hayan podido entrar con tanta facilidad también es aterrador. ¿Por qué la seguridad es tan horrible? Eso ni siquiera es normal.

Solo cuando escuchamos que sus pasos se desvanecen, Zade retrocede lentamente, gimiendo muy levemente, pero sus brazos todavía están muy a mi alrededor y no me quejo.

“Oye, ¿qué te pasa?”, pregunto suavemente, extendiendo la mano y apartando su cabello de su rostro. Mientras agarro el costado de su rostro, mi estómago revolotea cuando su mirada quema la mía.

Veo mover su mandíbula, pero también sé que está disfrutando de es