VALERIE

Sus ojos se abren ligeramente antes de soltarse de mi agarre y darse la vuelta.

“Terminé con tus juegos. Ahora vete de aquí y regresa con tu manada”, dice él con frialdad.

“No me voy a ir a ningún lado y no puedes decirme que lo haga”, respondo en voz baja, con el corazón acelerado.

“Entonces morirás porque no estaré aquí por mucho tiempo”, responde con dureza.

Mi corazón se acelera.

“Espera, ¿qué?”.

“Y quizás quieras decirle a tus preciosos Alfas que están haciendo que maten a su propia gente. Que exijan al gobierno detenga esta propaganda. ¿Este rastreo de nosotros como animales? Solo están dando más razones para que aquellos que creyeron en Sable se den cuenta de que debemos protegernos. Esto provocará una guerra y te aseguro que estaré en primera línea liderando la rebelión porque no voy a quedarme de brazos cruzados y dejar que nuestra especie muera para complacer a los demás”, gruñe él mientras se pone de pie tambaleándose.

“Zade…”. A pesar del peso de sus palabra