Diana, al final del día, se despidió de Karen con los ojos ligeramente hinchados, ahora pensaba en que decirle a Enzo cuando la viera de esa forma.

Diana subió en el ascensor al tercer piso; sin embargo, antes de llegar, Diana apretó el segundo piso al sentir un fuerte dolor en su abdomen.

Desde una habitación en el segundo piso, se podían escuchar los sollozos desgarradores de Diana, que estaba sentada en el sofá de la sala, frunció el ceño, no sabía por qué el dolor apareció de repente.

Pronto, Nora se acercó y se sentó junto a Diana, preocupada —Joven Señora, ¿estás bien? ¿Te duele algo?

Los ojos de Diana se dirigieron arriba a la habitación donde comparte con Enzo y preguntó en voz baja —Enzo se ha ido.

Nora negó con la cabeza —No, él está arriba.

Diana retractó su mirada y miró a Nora —Ya veo.

Diana bajó la cabeza y controló ligeramente su respiración. Su mano estaba apretada contra su estómago. Desde el principio, su abdomen se había sentido doloroso.

Al darse cuenta de que Dian