- ¿Estás seguro de esto?, Aún estás a tiempo de arrepentirte y dar marcha atrás.- Daniel desvió su atención del edificio, para mirar al castaño a su lado.- No hay tiempo de arrepentimientos. Sé lo que hago y lo que implica.- Alexein le devolvió la mirada.- Estamos juntos en esto.Daniel suspiró antes de asentir y comenzó a caminar hacia el interior del lugar.Un guardia de seguridad los detuvo y revisó que no portaran ninguna clase de arma o dispositivo que pudieran filtrar alguna información, antes de dejarlos ingresar por la puerta de cristal.Daniel nunca había estado en un lugar como aquel.Trueba siempre iba a visitarlo a casa y nunca se había visto en la necesidad de poner un pie en una de aquellas oficinas... Hasta el día de hoy.- ¿En qué puedo servirles?.- Una mujer un poco mayor, de rostro severo y astuto preguntó desde el otro lado de una ventanilla.- Buscamos al señor Orien Oikonomou. Necesitamos hablar con él.- Alexein respondió con tranquilidad.- Digale que Daniel Cuch
- Con cuidado mi amor, con cuidado.- Alexein susurraba junto a ella, mientras le ayudaba a caminar por los pasillos del hospital.- ¡Estoy bien Alexein!, ¡Tranquilo!.- Aura no pudo evitar reír al ver al ojigris tan preocupado.- No quiero que te lastimes y vuelvas a este lugar. Te he extrañado lo suficiente como para seguir haciéndolo a causa de una imprudencia.- Está bien.- Aura murmuró derrotada.- Además admito que yo también te he extrañado a ti y a Berenice.Habían pasado cuatro días desde el atentado contra Alexein y afortunadamente, Aura estaba a punto de ser dada de alta.La castaña estaba aburrida de estar ya en el hospital y a punta de promesas, había conseguido que se le dejara marchar.Casandra, Dafne, Daniel y Bastian iban a visitarla todos los días después del trabajo, al igual que el ojigris.Además, a parte de los dos guardaespaldas que ya conocía, Bastian había asignado dos más, pues aunque ya se había interpuesto la denuncia en contra de Fernando, debido a que era el
Dorian se quedó observando con detenimiento el lugar.Cuándo supo que su hija había comprado aquella enorme mansión, no podía creerlo.Para nadie era un secreto que aquella propiedad estaba valorada en millones, por lo que aquella adquisición fue prueba contundente de las capacidades sobresalientes de la rubia.Abrió la ventanilla del auto y al verlo, el guardia de seguridad de la entrada sólo se limitó a saludar con la cabeza y cederle el paso.Se quedó asombrado ante la belleza y elegancia del interior, por lo visto Dafne había remodelado todo a su entero gusto y le había dado su toque único.Sonrió con nostalgia.Él amaba a Dafne con todo su corazón, a pesar que no compartían ningún lazo sanguíneo.Porque no, la rubia no era su hija, a pesar de lo que él le había asegurado al mundo entero.Su hija ya hacía en un ataúd, bajo las baldosas frías del cementerio.Movió su cabeza, tratando de ahuyentar aquellos pensamientos que sólo le causarian daño.Aparcó fuera y sonrió al ver a una s
Casandra se dió la vuelta de prisa, cómo si el mundo entero dependiese de que tan rápido sus pies se movieran en el asfalto. Como si la cordura misma que apenas conseguía conservar, pudiese escaparse cómo agua entre sus manos si bajaba el ritmo.Habían pasado años... Y su corazón aún latía frenético cada vez que sus ojos cruzaban con los suyos en un vaivén ajeno.Pero aquel amor estaba prohibido.No porque quisieran que así fuese, sino porque el destino así lo había decidido.La misma historia se repetía una y otra vez, cómo un bucle sin final, que empezaba y terminaba de la misma forma: corazones rotos, lágrimas que se ahogaban en la almohada, sollozos que se perdían en el silencio.- ¡Casandra!.- Y aquella voz que cada noche formaba parte de sus sueños, removia cada fibra de su ser y arrasaba con toda su fuerza de voluntad.Quiso correr, pero ¿De qué le serviría?, La tormenta siempre te alcanza si ya la tienes encima.Era inútil seguir corriendo.Ya había corrido toda una vida.Pero
Aura trataba de tomar la carne para ponerla en el plato, pero esta siempre se le caía de las pinzas.- Mamiiiiii- El grito de Berenice provocó que apretara la pinza de más y el trozo de carne se partiera en dos.- ¡Joder!.- Aura murmuró, dándose por vencida.- ¿Necesitas ayuda cariño?.- Alexein se asomó por la puerta trasera de la cocina, sonriendo al ver el ceño fruncido de la mujer.- No puedo agarrar la carne con la bendita pinza.- Aura estaba a punto de llorar y hacer un berrinche.Alexein simplemente rió, antes de llegar hasta dónde Aura se encontraba y quitarle las pinzas de la mano para poder sacar la carne de la parilla.- ¡Se ven guapísimos juntos!.- Berenice sonreía de oreja a oreja, feliz de ver a su mamá riendo mucho.- Lo sé pequeña diablilla.- Alexein tocó con cariño la punta de la nariz de la pequeña.- ¿Por qué gritabas mi amor?.- Aura preguntó mientras iba a dejar el plato de carne a la mesa que se encontraba en el patio.Era domingo y ese día todo el personal gozaba
- ¡Me lleva el demonio!.- Fernando golpeó con sus puños la superficie de madera pulida, ofuscado. ¡Todos sus planes se estaban yendo por el desagüe!.- Sabe perfectamente que la policía Italiana, la CIA y la Interpol llevan tiempo tras él. No debería asombrarse.- Arturo, con su voz neutra y sin emoción, trataba de aparentar toda la tranquilidad del mundo.- ¿No lo entiendes Arturo?.- Fernando lo miró como si fuera el peor de los tontos.- Si atraparon a alguien tan importante, inteligente y astuto en el bajo mundo como Cassano, atraparme a mí no será un problema.- Siempre ha hecho un trabajo limpio señor.- ¡Ja!, ¿Crees que Aura no buscará pruebas hasta en el último rincón para hundirme?. Claro, sí tuviera una buena relación con Mariana sería pan comido, pero por suerte no pueden respirar el mismo aire. Mariana... Esa estúpida...Sus ojos se desviaron hacia la ventana de su despacho, mirando como el día soleado y pacífico que hacía, se burlaba del huracán que amenazaba por hundirlo.S
- Buenos días señor, ¿En qué podemos servirle?.- Vengo a ver al señor Ludovico Cassano.La mujer que tecleaba en la computadora, sin siquiera obsequiarle un vistazo, se quedó con la mano en el aire y desvió su atención por completo del aparato.Lo miró sorprendida por un momento, hasta que poco a poco su ceño comenzó a fruncirse.- ¿Para qué desea verlo?.- La mujer preguntó con cautela y suspicacia.- ¿Es necesario que responda esa pregunta?.- El hombre apretó la mandíbula fastidiado.- Así es señor.- La mujer respondió sin titubeos.- Él asesinó a mi padre, pero nunca encontré su cuerpo. Nunca tuve la oportunidad de enfrentarlo sin temer por la seguridad de mi familia. Ahora que está en este lugar, vengo a exigirle que me diga dónde están sus restos para darle cristiana sepultura... Sólo quiero intentarlo, nada más.Si voz lastimera y su semblante decaído consiguió que la mujer mirara al hombre con pena y cualquier atisbo de sospecha desapareciera de su rostro.- Puede pasar a verlo
- Aquí tiene ya su alta firmada señora.- El médico extendió una hoja de papel hacia la mujer.- No olvide tomar sus vitaminas como se lo indiqué, y tampoco olvide venir para su chequeo prenatal.- Gracias doctor.- La mujer respondió en un susurro bajo.- También debe guardar reposo, eso más que una recomendación, es una obligación de vuestra parte.- Lo tomaré en cuenta.- Bien. Qué tenga un bonito día.- El hombre le sonrió, antes de darse la vuelta y marcharse.Mariana miró la hoja en su mano y las ganas de llorar no se hicieron esperar.Había trabajado tan duro para alcanzar cada una de sus metas... Y lo había perdido todo en cuestión de minutos por haberle entregado su corazón a la persona equivocada.- Pero esto no se quedará así Fernando... ¡Os juro que no se quedará así!.Tomó sus cosas y abandonó aquel lugar con pasos pesados, sintiendo en sus hombros una carga que no quería llevar, pero que tampoco podía desechar.Apenas salió del hospital, paró un taxi y le dió la dirección de