Ahora, los fríos ojos de Harvey York, se posaron en Chopper Lyon y sus subordinados mafiosos.

Los jefes de pandillas como Chopper Lyon, solían actuar con altivez y poderío; como si vivieran en lo alto de las nubes, mirando a los campesinos y despreciando a la gente corriente.

Sin embargo, su orgullo y arrogancia les eran inútiles en ese momento.

Cuando sintieron la fría mirada de Harvey York, todos se arrastraron en el suelo. Sus cuerpos temblaban y el sudor frío les recorría la cara.

Sabían muy bien que, la vida y la muerte de sus familias, las decidiría Harvey York.

Mientras sus fríos ojos se clavaban en los pandilleros, Harvey espetó venenosamente: "¡No los mataré, pero deben ser castigados!".

"Aunque la muerte de mi hermano no les concierne...",

"La verdad no se puede negar. ¡Lo espantaron! ¡Cada uno de ustedes debe arrodillarse ante su tumba, durante tres días enteros!".

"¡Sí, sí, sí!",

Chopper Lyon fue el primero en hablar, temblando en sus botas.

"¡Sí, lo entendemos!"