En ese momento, una gran multitud estaba arrodillada en la playa detrás de Leon Silva.

Todos llevaban atuendos de la época medieval, antiguos pero extravagantes.

En esta época, parecería extraño y misterioso tener una escena como tal.

Después de un largo rato, con el movimiento de su mano, uno de los hombres de Leon le entregó un antiguo arco de caza.

Jalo y disparó con su arco, pero no fue una flecha la que salió volando sino una lanza de pesca.

Junto con lo que parecía el sonido de un trueno, un charco de sangre salió de la superficie del océano después de un momento.

La caza exclusiva del Príncipe Silva había terminado.

Dejó el arco y se limpió la palma de la mano repetidamente cuarenta y nueve veces enteras con un exquisito pañuelo de seda bordado. Luego, inclinó la cabeza hacia atrás y miró a la multitud y dijo: "Pónganse de pie".

"¡Todos saluden al príncipe!".

La multitud se puso de pie en orden sin dejar de mantener las manos dobladas a los lados. La escena era más gran