Media hora después, el avión aterrizó de forma segura en el Aeropuerto Internacional de Ciudad Blackburn.

Harvey York y los demás ocupantes de los asientos de primera clase salieron del avión lo antes posible. También había un autobús de enlace asignado para recoger a la gente.

La gente que había sido abofeteada por Harvey se subieron al autobús al instante. El ladrón sacó su teléfono y, sin miedo, tomó unas cuantas fotos de Harvey antes de reírse entre dientes con frialdad.

Diez minutos después, el autobús llegó al control de inmigración, afuera de la sala de espera.

“¡Tú! ¡Detente ahí mismo!”.

Cientos de pasajeros estaban siendo inspeccionados antes de dejarles marchar...

Pero cuando era el turno de Harvey, una persona de uniforme lo detuvo al instante.

Evaluó a Harvey con una mirada sentenciosa antes de mostrar un desdén absoluto.

No muy lejos, el ladrón esbozó una fría sonrisa.

Según las leyes internacionales del espacio aéreo, el Mar del Sur no tenía derecho a perseguir a