“No”, respondió Harvey York con una mirada tranquila.

Emilio Garcia mostró una expresión horrible.

“¡Te garantizo que no ocurrirán incidentes similares en los próximos cinco años!”.

“¡Los ataques a ciudadanos del País H desde el extranjero también cesarán al instante!”.

Haru Miyamoto y los demás se sintieron resentidos, pero no tuvieron más remedio que asentir al unísono.

“¡Así es! A partir de ahora, coexistiremos pacíficamente. ¡A partir de ahora, no nos meteremos en tus asuntos!”.

Clyde Osborne apretó los dientes después de escuchar esas palabras.

Solo mostró una expresión fría sin decir una palabra. Hablar en contra de esto significaría ir en contra de la fachada que había mostrado anteriormente por el bien del pueblo.

En ese momento ya estaba pensando en un millón de maneras de acabar con la vida de Harvey...

¡Estaba decidido a ver a Harvey hecho pedazos!

“¡Sí!”.

Los trabajadores de la Alianza de Artes Marciales del País H vitorearon alegremente.

La presión de las cuatr