“¿Qué pasó, Koen?”.

Adrian encendió su cigarrillo y soltó una bocanada de humo con una expresión horrible.

“¿Quién te hizo tanto daño? ¡Incluso logró lisiar a Smoke!”.

Naturalmente, no sabía nada aparte del hecho de que Koen y su prometida estaban lisiados.

“¡Fue Harvey York! ¡El dueño del Salón Marcial!”.

“¡Tenía una fuerte guardaespaldas con él! ¡Layne también estaba con él, esa traidora!”.

“¡La guardaespaldas era demasiado poderosa! ¡Incluso Smoke no pudo recibir un solo golpe contra ella!”.

Koen explicó pronto toda la situación.

Dicho esto, nunca dijo por qué Harvey apareció; solo hizo hincapié en la arrogancia de Harvey y en los trucos que hacía.

“¿Harvey? Él es el campeón provincial de la Cumbre de Longmen, ¿no es así?”.

“¡¿Cómo se atreve a ir contra el Palacio Dorado, encima de faltarle el respeto a los Indios?!”.

“También tenemos que lidiar con un traidor...”.

“¡Interesante! ¡Muy interesante!”.

Dane reveló una sonrisa fría, sus ojos llenos de intenciones asesinas;