Harvey movió el arma y la puso justo en la cabeza de Tyrell, todavía tan tranquilo como siempre.

Ese simple movimiento fue suficiente para asustar a Tyrell. Era como si pudiera oler su muerte acercándose poco a poco.

Harvey ya le había quitado el seguro. Ya sea que Harvey apretara el gatillo o que el arma se disparara sola, cualquiera de los dos podría costarle la vida a Tyrell.

“E-espera”, gritó Tyrell instintivamente.

Cuando habló, su rostro palideció.

A pesar de que actuaba con arrogancia, tenía miedo de morir.

Le aterrorizaba la gente como Harvey, que no dudaría en morir con su enemigo en cualquier momento.

Sin embargo, se sintió resentido después de que las palabras salieran de sus labios.

Él no quería; preferiría morir con Harvey...

Pero el arma en la mano de Harvey le hizo entender a Tyrell que Harvey no tenía miedo de acabar con la vida de las personas.

Si su vida estuviera en juego, estaría más aterrorizado que cualquier otra persona.

Tyrell se sintió culpable y arr