"¡Basura!".

“¡Basura, basura, basura!”.

En el segundo en que las figuras de Harvey y Kait desaparecieron, Angelina estalló de ira.

Pateó a sus guardaespaldas hasta que cayeron al suelo uno por uno. Su expresión era horrible.

“¡Hay más de diez de ustedes aquí! ¿Acaso no son maestros famosos? ¡¿No dijeron que cada uno de ustedes podría vencer a diez personas cada uno?!”.

"Y aún así, ¡ni siquiera pudieron vencer a ese maldito estafador!".

“Está bien si no pueden derrotarlo, ¡pero en vez de eso, les dieron una paliza a ustedes! ¡Casi me matan!”.

"¿De qué sirve entrenar basura como ustedes?".

"¡Si yo muero, ustedes también mueren!".

Angelina estaba echando humo por la ira, escupiendo todas y cada una de las maldiciones vulgares que se le ocurrían.

Ella era de la familia John de Arena Dorada y vivía una vida mimada. ¿Cuándo se había encontrado con una situación así?

¡Ese mocoso la abofeteó y la amenazó, y casi la mata de un solo tiro!

¡Era la máxima humillación!

Para empeorar la