Los otros altos mandos de la Corporación Cielo quisieron hacer algo, pero luego vieron a la gente de la Célula del Dragón sacando sus armas de fuego y apuntándolas a sus frentes.

Harvey York frunció el ceño e hizo un gesto, indicando a su gente que no hiciera nada impulsivo.

Faye Goddard y los demás vieron esta escena; se rieron por burla y desdén.

Harvey de verdad era poderoso, pero eso era todo.

Bajo la voluntad absoluta de Sam Baker, Harvey no tenía fuerzas ni siquiera para resistir.

Incluso si su destreza y capacidades de combate fueran inmensas, ¿se atrevería siquiera a resistirse?

Con la palabra de Sam, la gente que rodeaba a Harvey estaría muerta en una fracción de segundo.

“Entonces, Amo York, ¿va a seguirme? ¿O quiere que lo obligue?”.

Sam dirigió su mirada hacia Harvey y dijo mientras mostraba una leve sonrisa.

Cuatro de los hombres de la Célula del Dragón se acercaron mientras apuntaban con sus armas de fuego a la frente de Harvey en medio del discurso de Sam.

Unos