Divertidos por el comentario del joven alfa, Neilan y Gino rieron suavemente.―Vale, entonces, ¿cuántos hombres capturaron? ―le preguntó Dante al beta―Dieciséis hombres en total ―le informó Neilan ―Aunque al principio solo capturamos diez ― ― ¿Sólo diez? ¿Qué pasó con los otros seis? ―preguntó Dante extrañado―Al parecer, se entregaron ellos mismo al enterarse que el alfa Paolo había sido capturado ―intervino Gino― ¿Por qué? ――Ni idea, pero si me preguntas, creo que esos chicos parecían aliviados ―dijo Neilan encogiéndose de hombros―Si ese es el caso, entonces los encerraremos en las celdas de detención del primer piso ―dijo Félix saliendo del coliseo mientras se limpiaba las manos con un pañuelo que, en algún punto del día, debió haber sido de color blanco, sin embargo, en ese momento, estaba completamente lleno de sangre ―Además, si son los hombres de Alonzo, creo que lo mejor es mantenerlos separados ――Te salpicó en la cara ―dijo Dante señalándose su propia mejilla ―Supongo q
Ante las palabras de su amigo, Félix sonrió.―Lo dices porque tu compañera es prácticamente la reina licántropa ―dijo el joven enderezándose antes de colocarse frente a Dante― ¿Qué te puedo decir? Ni si quiera en mis sueños más locos me hubiera esperado algo así ――Pese a eso, ella es todo lo que siempre imaginaste ―dijo Félix sonriendo ―Me alegro por ti, por ambos, en realidad ―dijo antes de girarse para poder ver como un Audi de color negro con ventanas polarizadas, se detenía en la entrada cerca de ellos ―Vale, hora de trabajar ――Tranquilo, ya tendremos tiempo para hablar de otras cosas ―dijo Dante enderezándose al percibir el aroma de su compañera y de su padre―Supongo que sí ―dijo Félix avanzando un par de pasos con la mirada fija en el autoDel lado del copiloto, bajó un joven alto, de cabello castaño y bien peinado, cuyos ojos, eran de un color miel un poco oscuro.Tras dedicarle una rápida y profunda reverencia a Félix, el joven se apresuró a abrir la puerta del pasajero, s
Sintiendo pena por la chica, Anna se colocó frente a ella y tomó sus manos entre las suyas.―No Mirabella, no nos importa ―dijo dedicándole una cálida y amable sonrisa ― ¿Qué dices? ¿Nos sentamos juntas? ―Mirabella no estaba convencida de aceptar la oferta, pues sabía que aquel lugar estaba lleno de alfas, sin embargo, la sonrisa que Anna le dedicaba en ese momento, le brindó algo de seguridad, además, había algo en la joven que le daba mucha paz.Haciendo sus miedos a un lado, Mirabella asintió y permitió que Anna la guiara por el recinto.Sentir la calidez de la mano de Anna sobre la suya, llenó a Mirabella de paz.Algo le decía que, aquella joven, no le haría ningún daño, por lo que, tímidamente apretó su mano con suavidad.Tras entrar al coliseo, las dos se dirigieron inmediatamente al único pasillo que no tenía rejas, por lo que no tardaron en encontrar la famosa sala de juntas.Adelantándose a ellas, Neilan llamó a la puerta dos veces, y tras recibir el permiso de Félix, el bet
Al escuchar su nombre, Alonzo abrió los ojos completamente sorprendido y se apresuró a levantarse de su lugar para poder girarse hacia ella.―Disculpe mi falta de respeto, no era mi intención ―dijo dedicándole una profunda reverencia―No le des importancia, justo ahora, todos estamos en igualdad de condiciones ―dijo Anna antes de dirigirse a Basil ―Claro, excepto por el alfa Benedetti y su beta ―dijo sonriéndoles a ambos, sonrisa que ellos le devolvieron―Anna tiene razón ―dijo Basil ―Además, el tema que nos atañe es más importante que las formalidades, así que, ¿comenzamos? ――S-Sí… ―masculló Alonzo antes de tomar asiento nuevamente―Alonzo, me gustaría preguntarte una cosa ―intervino esta vez Dante ― ¿De verdad no vas a intervenir en la sentencia que se le ha dado a tu padre? ―Ante la mención de aquel hombre, Mirabella se estremeció, por lo que, antes de hablar, Alonzo soltó un suspiro y sujetó el hombro de su hermana con suavidad.―No, joven Dante, no apelaré a la sentencia de mi
Ante las palabras de Alonzo, Basil, Anna y Dante, fruncieron el ceño.Ciertamente aquello debilitaría a la gente, sin embargo, eso no podría asegurar ninguna victoria.― ¿Por qué ese acto podría conseguirle la victoria? ―preguntó Anna―Porque él consiguió esto ―dijo Alonzo sacándose una botellita de cristal del bolsillo de su sacoPara que todos pudiesen ver su tamaño, Alonzo dejo la botella de cristal sobre la mesa.Era pequeña, apenas y le cabrían unos diez mililitros, por lo que todos se mostraron algo incrédulos, exceptuando, Lysander, quien olfateó ligeramente el aire.―No se que contenga, sin embargo, está claro que es un veneno para hombres lobo, pues pese a que ha permanecido sellada desde que llegó a las manos de Paolo hace ya varias semanas, esta aún desprende un fuerte olor a acónito ――Debes estar bromeando ―gruñó Lysander ―El aroma es demasiado fuerte, ¿de verdad no la has abierto para nada? ――No ―dijo Alonzo negando con la cabeza―Joven Alonzo, mi nombre es Neilan Valen
Mientras todos opinaban sobre el reciente descubrimiento, Alonzo guardó silencio.Por un lado, se alegraba de que su hermana hubiese encontrado a su compañero en alguien como Félix, a quien, si bien no conocía muy bien del todo, algo le decía que era una buena persona, por lo que estaba convencido de que, su condición de omega, no le importaría.Por otro lado, que él quisiera forzarla a quedarse, al igual que los demás, no le parecía buena idea.―Lo lamento, pero es mi hermana quien debe decidir si se queda o no Félix ―dijo finalmente Alonzo con un tono serio ―No puedes obligarla a quedarse si ella no lo desea, Mirabella por fin es libre y tiene el derecho a decidir sobre su propia vida, además, Félix ¿de verdad aceptarás a una omega como compañera? ――Omega, humana, híbrida, no me interesa ―dijo Félix con suavidad ―Ella es mi compañera, es mía, ella ha nacido para mí y yo para ella ―dijo clavando sus ojos en su ahora cuñado ―Además, escuchaste a Anna, su loba despertará algún día ――
En completo silencio, Mirabella lo observó unos instantes.Escuchar su nombre salir de su boca le brindó una sensación de seguridad que jamás había sentido.A diferencia de la que le brindaba Anna, con Félix, Mirabella sentía que nadie jamás volvería a dañarla, por lo que no pudo evitar lanzarse a los brazos del joven completamente emocionada. Al sentir como Félix la apretaba contra él, ella no pudo controlar más sus lágrimas.El abrazo de su compañero era suave, e incluso, delicado, como si él temiese que, al apretarla, ella pudiese llegar a romperse. En cuanto al calor que él le brindaba, era uno que bastaba para calmar el frío que había estado sintiendo de hace ya muchos años.―Parece que su loba despertó ―murmuró Basil con temor de arruinar el momento, sin embargo, al ver que los ojos de Mirabella habían desprendido un ligero brillo de color dorado, el hombre no pudo evitar mencionarlo―Eso parece ―concordó Dante con su padre ―Anna tenía razón ――Pero ¿por qué ahora? ―preguntó Lys
―Te lo agradezco Amelia ―dijo Anna tomando algo de ropa doblada que la joven loba le tendía―No es nada, pero, dime una cosa Anna, ¿cómo es ella? ―preguntó Amelia en voz baja―Bueno, ella es preciosa, aunque, de cierta manera me recuerda a Paolo ―dijo Anna aferrándose a la ropa que le acababan de entregar ―Sin embargo, si a su forma de ser te refieres, es complicado de definir ―― ¿Crees que pueda con la responsabilidad de ser la Luna de esta manada? ――No lo sé, es muy pronto para decirlo ―dijo Anna con sinceridad ―Félix dijo que la enviaría a terapia, pues es evidente que la pobre sufre de estrés postraumático ――Pobre chica ―dijo Amelia negando con la cabeza ―Espero que pueda sobrellevar las cosas ――Ya somos dos ――Por cierto, ¿qué piensas de Alonzo? ―preguntó Amelia recargándose en el marco de la puerta de su habitación―Bueno, después de comprobar su historia con la de sus hombres, y de hablar buen rato con él llegué a la conclusión de que Alonzo será un gran alfa, tarde o tempr