Escuchar esas palabras de la boca de su compañera, llenó su corazón de alegría, por lo que Damon, no pudo evitar aullar emocionado.

Esas simples palabras eran todo lo que él necesitaba para finalizar aquel día tan ajetreado, por lo que, sin si quiera querer evitarlo, Dante la besó con ferocidad, casi con hambre.

Por algún motivo, durante todo el día y, sobre todo, tras el incidente de Otto, él había estado ansiando sentir cerca a su compañera, extrañamente, quería asegurarse de que ella seguiría a su lado sin importar lo que pasara, por lo que sus besos, continuaron su recorrido hasta su cuello, el cual, besó con desesperación mientras que sus manos luchaban con toda prenda que se interponía entre él y la suave y delicada piel de su compañera.

Al sentir como sus caninos amenazaban con sobresalir, él la tomó de los muslos, haciendo que ella lo envolviera con sus piernas por la cintura mientras él retomaba el asalto a sus labios.

Dejándose llevar, muy lentamente, Dante fue arrodillándos