CAPITULO IXLA DAMA OSCURAPalacio de Buckhingham LondresHabían pasado tres años de la muerte de la ex princesa de Gales lady Diana Spencer y los problemas acosaban a sus parientes, que eran considerados un problema junto al mediático padre de “Dodi”, Mohammed Al-Fayed. Una especie de altar, había sido alzado en sus grandes almacenes de Harrods. Las fotografías de los dos amantes que estuvieron a punto de casarse, eran considerados los verdaderos Romeo y Julieta del siglo XX, pero ¿lo eran?. Antes que ellos otros dos amantes tuvieron que demostrar su pasión por estar juntos y retaron a la más rancia monarquía del mundo, la inglesa. Lady Diana, mostraba en la fotografía elegida una sonrisa que en nada denotaba la tristeza que a menudo la invadía y el dolor que la guerra contra su ex suegra le producía. La reina se sentía un poco más liberada de aquella pesadilla que fuera su nuera, y se apoyaba en su interesado hijo, que había rehecho su vida junto a Camila Parker Boules. No sería rei
CAPITULO XUN HEREDERO REAL EN LA REDWallis sentada ante el ventanal de su alcoba tomaba el té de la tarde, en su taza Royal Albert, con toda la parsimonia de que era capaz, a fin de convertirlo en un ritual sagrado para ella. La lluvia caía con fuerza golpeando los cristales de la ventana y las calles aparecían vacías. El bizcocho con pasas descansaba ignorado en la bandeja, bordeado por las flores pintadas en la porcelana inglesa, y apenas un pequeño mordisco dejaba entrever que había sido probado por Wallis. La delgadez era una de sus escasas obsesiones y siempre decía que “no se estaba nunca demasiado delgada ni se era demasiado rica…” y esta sería su máxima durante el resto de su vida. Hacía demasiado tiempo que Ernest faltaba del domicilio conyugal, y apenas habían sido dadas dos fiestas en aquel mes de Diciembre. Se puso en pie se alisó el vestido y decidió ir de compras a sus almacenes favoritos Fortnum and Mason. En ellos adquiría su té favorito Earl Grey Classic. Tiró de un
CAPITULO XINACE UN LIDER1933 comenzaba con perspectivas muy negras en el panorama mundial, y en lo político las convulsiones marcaban el reloj, que marcaba las horas en el continente europeo. En Alemania el NSDAP crecía desmesuradamente y aparecía un líder que en Gran Bretaña era considerado como enemigo potencial al que aun se podía tolerar, equivocadamente, como socio comercial y no como lo que él era realmente. Con diabólica soberbia, los líderes nazis se colocan máscaras que confunden la mente y tuercen las palabras, amoldando dioses y normas al capricho del hombre que tiraniza la tierra. Los discursos inflamaban los sentimientos patrióticos de los humillados alemanes y estos se disponían a situar a Adolf Hitler, en la cumbre del poder absoluto con el fin de ascender al Olimpo de las naciones poderosas. Y mientras tanto, Wallis casada con Ernest Simpson laboraba en dos frentes de muy distinta naturaleza. Ernest casi de continuo en Estados Unidos de viaje de negocios, intentand
CAPITULO IXLA DAMA OSCURAPalacio de Buckhingham LondresHabían pasado tres años de la muerte de la ex princesa de Gales lady Diana Spencer y los problemas acosaban a sus parientes, que eran considerados un problema junto al mediático padre de “Dodi”, Mohammed Al-Fayed. Una especie de altar, había sido alzado en sus grandes almacenes de Harrods. Las fotografías de los dos amantes que estuvieron a punto de casarse, eran considerados los verdaderos Romeo y Julieta del siglo XX, pero ¿lo eran?. Antes que ellos otros dos amantes tuvieron que demostrar su pasión por estar juntos y retaron a la más rancia monarquía del mundo, la inglesa. Lady Diana, mostraba en la fotografía elegida una sonrisa que en nada denotaba la tristeza que a menudo la invadía y el dolor que la guerra contra su ex suegra le producía. La reina se sentía un poco más liberada de aquella pesadilla que fuera su nuera, y se apoyaba en su interesado hijo, que había rehecho su vida junto a Camila Parker Boules. No sería rei
CAPITULO XIIDOLORES DE PARTOLas naciones aledañas a Alemania, sufrían un terror mórbido que les impedía presentar un frente común, que quizás les hubiese dado el tiempo necesario para enfrentar la situación con cierto grado de realismo. Ahora el discurso de Hitler sobre el espacio vital que la raza aria, precisaba les anunciaba amargas escenas de dolores como de parto, en que las naciones vecinas serían el sacrificio propiciatorio. Francia, e Inglaterra hacían oídos sordos a las peticiones de naciones pequeñas que ya se veían tragadas por lo que Hitler anunciaba sería la Gran Alemania. El palacio de Belvedere tenía ya como invitada asidua a Wallis Simpson, cuyo esposo ausente en viaje de negocios casi permanentemente, dejaba al albur de Wallis su comportamiento y sus acciones, de tal modo que nada le impedía llevar a cabo su misión, sin oposición ni control alguno. Eran ya numerosos los fines de semana que esta pasaba en el palacio, a veces con la augusta presencia de los reyes y
CAPITULO XIIIUN LUGAR EN BELVEDERE PARA WALLIS SIMPSONEl regreso a Gran Bretaña, supuso un antes y un después a la hora de enfrentar la situación que los obligaba a caminar en la cuerda floja, entre los crueles comentarios de la prensa mediatizada por la realeza y las convencionales tradiciones de esta, que les intentaba someter a la esclavitud de un rey trasnochado, que sin embargo era sensato a la hora de tomar decisiones maduras que le afectaban tanto a él, como a su familia, como a la estabilidad de la monarquía, a la que había elevado a un nivel inigualable hasta el momento. El se lamentaba de que no obstante fuese su propio hijo primogénito quién la hiciese decaer tras su muerte aniquilando de este modo su trabajo duro en tal sentido. Aquel regreso fue usado para dar orden al servicio del palacio de Belvedere, para que siempre estuviera dispuesta la habitación de los Simpson, a fin de que cuando llegasen pudiesen siempre hospedarse en el palacio. A nadie le pareció extraña la
CAPITULO XIVLA MUERTE VISTE DE NEGROBajo el arco de triunfo, que es la puerta de Brandenburgo, desfilaban ahora uniformados con el color de la oscura muerte que designaba a los elegidos, para llevar a cabo sus designios, con la ignominia marcando sus gorras con forma de tibias cruzadas bajo una calavera, a los que harían de sus semejantes víctimas del odio racial. Con orgullosos estandartes rojos, en cuyo centro se abría como ventana a otro mundo solo imaginado por ellos, un campo blanco, ocupado por una esvástica negra, que revelaba sus intenciones. Miles de estandartes en manos férreas, que desgranaban un futuro quimérico, que ahorraría muerte y sangre a quien de él renegara, y tambores de guerra que expulsaban al aire sus obscenos golpes, como preludio de algo que la historia no conoció, arma de desolación, que barrería de la faz del orbe, todo aquello que sirviera como acicate para la libertad. El duro taconeo de las botas militares sobre los adoquines, marcaban el ritmo frenét
CAPÍTULO 31LA COMITIVA FÚNEBRELa comitiva fúnebre avanzaba bajo el peso de los sentimientos contenidos y los golpes de tambor, en medio de una muchedumbre atormentada, que veía como con el cuerpo inerte del rey se escurrían entre sus pensamientos, los deseos de una paz imposible con el diablo germano. Los nobles de las casas de importancia de Inglaterra, rodeaban al féretro a modo de faraón difunto que va en pos de sus dioses, para ser pesado en la balanza con los ritos cumplidos y la fuerza de sus escritos en los papiros de la vida, que sus hechos son. Marchaban en silencio a lo largo del eterno recorrido, de aquel el último fasto que el decadente imperio inglés vería, y atentos a cualquier cambio que pudiese darse. La guardia real a caballo, sables en mano, con sus característicos abrigos grises cubriendo sus cuerpos, a modo de capas de seres intemporales, encargados del cuerpo de un rey, señor de vidas y haciendas, que había muerto como el último de una saga, capaz de mandar sobr