La mano de Marcus se aproximó a la mejilla de Asto, enjugó un par de lágrimas que ella no sabía que derramaba. La mirada de Marcus le indicaba que todo estaría bien; sin embargo, estaba asustada de que todo se repitiera de una manera tan cruel como la anterior.Le aterraba salir lastimada una vez más.—No tienes que decir nada, Astoria. No permitiré que alguien vuelva a lastimarte.Una pequeña risita escapó de los labios de ella. Era irónico, se suponía que ella era su escolta personal y, ¿él la cuidaría? No estaba convencida de qué clase de broma era esa; sin embargo, el tenerlo al frente, el poder ver en sus ojos esa mirada que tanto extrañó sin ser consciente de eso, todo le daba esperanza de que las cosas mejorarían, la hacía sentir segura.Esa tensión que hubo hace unos instantes se mantenía, sus ojos se encontraban con tal confianza que los labios de Astoria parecían ser un imán para Marcus. No obstante, él conocía la situación en la que ella se encontraba y lo menos que quería
Ambos se encontraban dudando acerca de lo que debían hacer con Erin. Estaba claro que ella era una amenaza si se mantenía cerca, pero al permitirle quedarse, podría ser ese peón que los llevaría directamente a Erika, e incluso a Dimitri.Estaban en un juego de ajedrez, en el que debían fijarse en cada uno de los movimientos de su oponente, la manera en la que razonaba, la clase de decisiones que tomaba y el motivo de cada una de ellas. No podían permitirse errores, tenían que mantener un ojo abierto incluso al dormir.No existía un lugar seguro, solo al lado de su compañero.Marcus se mantuvo en contacto con Dean; debían coordinar los pasos que cada uno daría. No podían pisarse la cola, no podían tomar caminos separados si iban detrás del mismo objetivo: destruirlos.—¿Podría pedirte un favor? —cuestionó Marcus.Debía encontrar la forma de que su escolta se separara de él por un momento, solamente para poder hablar con Dean, tan solo unos minutos; sin embargo, conocía lo terca que era
Un fuerte estallido llenó la habitación, seguido de un gran golpe en el suelo. Coraline no lo dudó por un instante sacando su propia arma. Cuando Astoria la miró, ella se limitó a elevar sus hombros.—Algo me dijo que era de los malos.—Podríamos haberlo atrapado para sacar información, además, ¿qué vamos a hacer con él?—Eh… bueno, no era mala idea interrogarlo, sin embargo, nos apuntó, estaba asustada —mintió descaradamente para evitar ser regañada—. Además, aún podemos sacar información —Mira la ropa del hombre—. Es la misma prenda que se rasgó al entrar.El ceño de Astoria se frunció, debería haberlo sospechado, pero su mente estaba en Erika, ella sería la única tan loca como para hacer que alguien entrara por esa ventana a robar una carpeta que solo ella podría saber que existía a través de Erin.Se acercó para esculcar los bolsillos del sujeto que ya no respiraba más. Encontró su dispositivo y empleó su mano inmóvil para poder desbloquearlo, en las conversaciones se encontraban
—¿Qué pasó aquí? —soltó en un hilo de voz, ¿qué hacía ese hombre tirado en el suelo?—Mi esposa le disparó. —dijo el gigante con tono de orgullo.—¡¿Esa cosita, hizo eso?! —masculló aterrado.—¡Oye! Esta cosita es más peligrosa de lo que imaginas —se defendió con una sonrisa mientras seguía aplicando los brillitos al hombre.—Lo que pasó es que, me la encontré en la calle, me encontró más bien. Al llegar, la carpeta no estaba, la ventana estaba entreabierta con un trozo de tela en ella.—Yo vi la tela —dijo Coraline con una sonrisa.—Sí, lo hizo. Y luego teníamos atrás a un hombre apuntándonos. Ya saben lo que le pasó… Olvidé lo peligrosa que esta «chiquita brava» puede llegar a ser —la señaló.—Pero ¿estás bien?, ¿completamente segura de que lo estás? —indagó Marcus revisando a Astoria por segunda vez.—Lo estoy. Creo que deberíamos hacer algo con ellos —murmuró—. Confirmamos que Erika fue quien le dio la orden de matarme, así que le haremos creer que lo logró. Convencí a Cora de que
La sala fue inundada por el silencio, Dean se preocupaba demasiado por la mujer que tenía en frente, Astoria, por su lado, deseaba poder vengarse de todos los que la dañaron, lo supo desde el momento en que su pasado comenzó a regresar, a despertarse, salía de su escondite, ¿cómo podría esconder el dolor que eso le provocaba?—¿Estás seguro de que es una buena idea, Dean? —intervino Marcus—. Es decir, no quiero ser imprudente, pero tiene que ver con Astoria, con lo que ella vivió, ¿es necesario que lo jure? Se nota que es algo que no qui…—Está bien —interrumpió Astoria—. Comprendo las razones que le hacen pedirme eso —susurró en medio de un suspiro— Dean, cumpliré mi promesa, me detendré y no saldré herida, ¿sí?Dio un paso en su dirección, al ver el gesto de preocupación en su rostro, su mirada se suavizó, no podía estar molesta con él, no podía llevarle la contraria, no a la persona que la salvó y la cuidó con su vida, no a Dean.—Gracias —fue lo único que salió de los labios del h
Luego de toda esa pequeña charla, y de sacar el maniquí que les serviría para después, llegó la hora en la que cada uno debía regresar a su respectivo lugar. Mientras se encaminaban a la puerta, Astoria insistía para que todos se quedaran a cenar, de manera que tuvieran una charla más amena.Marcus, por su parte, se mantenía detrás de ella, haciéndole señas a los demás para que se marcharan. Él quería tener un tiempo a solas con ella, quizá de esa forma podrían acercarse un poco más.—Yo tengo algo que hacer, así que me iré primero. Cuídate, niña. Si llega a pasar algo, me dices —dijo Dean abrazándola—. Dejaré lo que tenga entre manos para venir por ti.La sonrisa de Astoria se extendió por su rostro. Sabía a la perfección que ese hombre podría dar su vida por ella, era algo que ella misma estaba dispuesta a hacer por él. Ambos se cuidarían hasta el final de sus días.—Gracias, cuídate, por favor.Sus ojos se mantuvieron centrados en Dean hasta que este desapareció de su vista. Su ate
La mujer enmudeció por unos instantes, meditaba en sus palabras. Una parte de ella deseaba comenzar de nuevo, otra parte tenía miedo de volver a abrir su corazón, a la otra, le aterraba sufrir nuevamente.—Creo que deberías descubrir la respuesta por ti mismo, Marcus. No tengo derecho a tomar alguna decisión por ti.—Esa no es la respuesta que necesito, Asto —la miró con un gesto suplicante—. Dime si crees que lo nuestro tiene futuro o no. Solo eso.—No lo sé, depende de ti. Marcus, si me quieres, entonces, conquístame.Se quedó sin palabras, una pequeña sonrisa amenazaba con salir de sus labios, pues, de manera no literal, le dijo que sí lo aceptaría, solo que no sería tan fácil como la primera vez.¿A quién engañamos? En esa primera vez ni siquiera se esforzó por enamorarla. Ahora, una nueva oportunidad estaba frente a él, podría tener entre sus brazos a la mujer que amaba, solo debía darle tiempo, y las razones por las cuales ella sería feliz a su lado.—Está bien, Astoria. Asumo e
Astoria se encontraba con la mirada perdida, tanto que ni siquiera se dio por enterada que Coraline estaba ya en casa. Sus pensamientos estaban centrados en la pregunta que Marcus le hizo la noche anterior, ¿qué debería esperar de él?Si pudiera, se iría a un país desconocido, donde nadie supiera cuál era su pasado, quería comenzar de nuevo, desde cero. ¿Llegaría a armarse de valor para lograrlo algún día?—El amor hace esas cosas, ¿sabes? —suspiró Coraline sentándose justo en frente de ella.A pesar de que estuviera interrumpiendo ese gran silencio, Astoria no se percató de su presencia. Seguía reflexionando en diversas cosas.»Asto… estoy aquí —sacudió su mano en frente de su rostro—. No me ignores, chica.Nada, no obtenía ninguna respuesta a sus interrupciones.Segundos después, el ruido de un jarrón, impactándose en el suelo, sacó a la joven de sus pensamientos, tanto que caminó rápido a la zona, en una posición de defensa. No sabía quién o qué podría haberlo ocasionado.—¡Coralin