Astoria se mantuvo en silencio mientras caminaba de un lado a otro. Sus pensamientos eran un remolino de dudas y emociones revueltas. Marcus estaba en silencio, su mente estaba plagada de miedos e incertidumbre. ¿Qué fue lo que pasó realmente y quiénes eran los implicados?—Astoria, no puedes seguir evitándome. Esto también me afecta a mí —dijo Marcus con firmeza, rompiendo el silencio.Astoria se detuvo y lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y enojo. Su pasado estaba amenazando con salir a la luz. Todo lo que ella deseaba enterrar, todo el dolor que cargó, todas las cicatrices que escondió, todo saldría a la luz.No quería, no soportaría mostrarse vulnerable.—¿De verdad cree que es una buena idea entrometerse en esto, Marcus? —dijo con un tono cargado de frustración—. Ya es bastante complicado como para añadir más personas al problema.Cuando hablaba de «problema», se refería en realidad a su vida. Tenía miedo de permitir que él se acercara una vez más a ella, que tod
—Fui lo suficientemente clara cuando te dije cuál era mi trabajo. Te estás tomando más atrevimientos de los que te corresponden. Como soy una persona benevolente, tienes dos segundos para salir antes de que te pase algo.Tiró de su cabello con más fuerza, tanto que su cabeza se inclinó para atrás. Un gruñido de dolor salió de los labios de Erika.—Eres una bestia salvaje, Astoria. No tienes derecho a actuar de esa manera, él no es nada para ti —se atrevió a decir.—Lo tiene, puede hacer lo que quiera para cumplir con su trabajo. Tiene pase libre —intervino Marcus cruzándose de brazos y dando un paso para atrás.Erika dejó pasar un trago grueso por su garganta. En su mirada se notaba el nerviosismo que sentía en ese momento, pues notó que la persona que ella quería estaba del lado de su enemiga. ¿Qué debería hacer en ese momento? No permitiría que Astoria se creyera con el poder de asustarla; no funcionaría.—Sé que no harás nada, te falta la… valentía, tal como en el pasado —expuso en
—Está bien… Está bien —susurraba, no solo para Marcus, sino para ella también.Recordar su pasado era una de las cosas que Astoria más detestaba hacer. Sabía que en algún punto de su vida tendría que hacerlo, tendría que enfrentar eso que vivió y a aquellos que la hirieron. Debía vengarse.Enfrentar esos monstruos que la perseguían con tanta crueldad, esos que le arrancaron lo más importante de su interior.—No lo está —Se atrevió a responder—. Nada de esto lo está. Hemos perdido tanto… por mi culpa.Seguían aferrados al cuerpo del otro, buscando ese consuelo que necesitaban, esa pequeña calidez que les hiciera, por lo menos, un poco más sencillo sobrellevar el peso de esas revelaciones.¿Qué debían decir ahora? ¿Qué clase de palabras servirían para reparar un poco lo estropeado de sus corazones?Astoria sentía que su deber era callar, llevar el peso de su pérdida ella misma, volver toda su debilidad en fortaleza, para que pudiera vengarse de aquellos que la trataron de una forma tan
Los pasos de Marcus seguían rápidamente a los de Dean, su rostro era tan imperturbable que lo asustaba. Frente a él se encontraba un hombre con años de experiencia encima, el combate cuerpo a cuerpo era una de sus fortalezas, eso era lo que le indicaba la pared llena de reconocimientos a Marcus.—Antes que nada… señor —intentó decir; sin embargo, las palabras se esfumaron.Deseaba hacerle saber a Dean que no tenía ninguna mala intención con Astoria, pero nada salía. ¿De verdad tenía que ponerse así de nervioso en ese momento?No lo estuvo ni cuando sus padres se juntaron para hablar de su compromiso, ¡ni siquiera se puso nervioso el día de su boda!, y aquí estaba, intentando convencer a un completo extraño de que no le haría daño a esa mujer.A esa que regresó para hacerle dudar de todo lo que creyó en el momento, esa que le dio razones para sonreír.—¿Por qué no la buscaste durante esos días?Marcus se paralizó, no tenía idea de qué debería decir. Aunque optó por lo más difícil para
¿Esperanza? ¿De verdad había espacio en el corazón de Astoria para volverlo a amar? Le falló de una y mil maneras; si bien algunas cosas eran por malos entendidos, él no hizo nada para escuchar sus inseguridades.La amaba y ella lo amaba. Lo amaba tanto que dio por sentado que jamás se iría de su vida.Aquí estaban, sin el hijo que se suponía deberían tener, divorciados, descubriendo el pasado que un día los separó y sin saber qué hacer con sus sentimientos.—¿Debemos irnos ya? —cuestionó Astoria centrando su atención en él.Negó.Marcus descubrió un nuevo pasatiempo, y este era ver a Astoria disfrutando de un poco de entrenamiento. Era una persona diferente apenas entraba al ring de boxeo. El brillo en sus ojos le recordaba las primeras veces que la vio.¿Por qué no la había amado desde el comienzo?¿Qué fue lo que le impidió acercarse a ella en un principio?El ruido de los golpes y quejidos inundaba el lugar, Astoria era una máquina de lucha. No había tenido otra opción, pues fue l
Astoria y Marcus continuaron caminando en silencio tras el incidente. El corazón de Astoria latía con fuerza, pero esta vez, era por una puñalada de tristeza. El niño que había salvado tenía la misma edad que su hijo tendría si no lo hubiera perdido.La pérdida de ese niño siempre era una herida abierta, y en ese momento, la herida ardía con más fuerza que nunca.—Astoria, ¿estás bien? —preguntó Marcus, su voz estaba llena de preocupación al notar el cambio en su expresión.Astoria se detuvo, apretando los puños y tratando de mantener la compostura. Era cierto, ella no tenía por qué comportarse de esa mañosa, ella no era una mujer débil, era fuerte. No era la misma de hace años, por esa misma razón intentó negar esas emociones.—Sí, solo… solo necesito un momento —dijo, su voz temblaba ligeramente mientras recuperaba la compostura.Marcus la miró con una mezcla de comprensión y desconcierto, queriendo ayudar, pero sin saber cómo, sabía que Astoria no se encontraba bien; sin embargo, e
Marcus regresó su mirada a la fotografía. Por más que intentara ver más allá de la silueta, no había nada. Quizá lo que más le serviría sería pedirle a su equipo que hiciera la fotografía más clara, o lo que fuese necesario para poder ver un poco del rostro del hombre.Estaba molesto, irritado, frustrado, todos los sinónimos existentes, no con cualquiera, sino con él mismo. Aún las cosas que su exesposa tuvo que pasar sola, cada una de ellas estaban sumidas en la oscuridad, en el pasado, en ese que ella insistía en esconder para que Marcus lo buscara por sí mismo.—¿Cuál era la razón por la que le costaba abrir su corazón y decirle lo que sucedió? —se preguntó en voz alta.Una cosa era cierta, Marcus no permitiría que los responsables quedaran impunes. Él necesitaba justicia, quería hacer justicia, y eso haría. No importaban los medios que tuviera que emplear para lograrlo.La mente de Marcus trabajaba a mil por hora, con la intención de recordar el rostro del hombre del auto. Si lo r
¿Debería decirle que ya sabía, que conocía el rostro de la persona que la secuestró, el que se alió con Erika para que ambos perdieran a su hijo?El fuerte sonido proveniente de la pantalla, hizo que la atención de Astoria se desviara por unos segundos. Era Marcus el que se encontraba sumido en su mente, ¿cómo no se le ocurrió antes? Todo estaba tan claro, le asustaba lo estúpido que fue todo ese tiempo.Desprotegió a su esposa por esos celos infundados cuando su relación iba mejor que nunca. Ahora debía cargar el peso de sus elecciones, de su ego, de su ignorancia.Sus ojos no se despegaban de Astoria, sintiendo cómo el nudo en su interior crecía cada vez más, cómo la culpa se agolpaba sobre sus hombros, imaginando el dolor que Astoria tuvo que atravesar con sus palabras.—Por favor, perdóname —expuso en un tono suplicante.La veía mientras lo decía y lo repetía para que ella lo escuchara, cuando sus ojos finalmente se encontraron, tomó su mano sin ánimos de soltarla. El desespero y