Pasé por los niños en mi camioneta, le escribí a Blanca para que supiera que los llevaría a almorzar y luego los dejaría en su casa. No la había llamado, solo le mandé mensajes, así no la abrumo, aunque me muero por verla, besarla y fundirme de nuevo en su cuerpo, le daré el tiempo que me pidió.Mis hijos… —Los miraba por el retrovisor—. Sí, los tomaba como mis hijos. Adoraba a su madre y la vida me la devolvió con niños, y los siento como míos. Después de todo no me quedaré solo, así su madre ahora se me esté escondiendo. No he dejado de revivir lo vivido y se sentía tan bien.—¡Papi! —Ese era el grito de Egan, venía con su hermana, los dos corrieron y me abrazaron.—¿Egan te llamó de nuevo papi?—Sí, —miré a la niña—. Cuando te nazca, Princesa. —Me acerqué y le dije al oído—. A mí me gusta mucho cuando me llamas héroe.Su sonrisa iluminó su rostro, le di un beso en la frente, les abrí la puerta de la camioneta.—¿A dónde vamos papá?—Los invito a almorzar y necesito hablar con usted
Llegué a la casa, me puse a realizar una torta para ocuparme mientras llegaban mis hijos. David dijo que los invitaría a almorzar. Al menos me entretuve, el tiempo pasó volando.—¡Mami!Mis hijos ingresaron como un tropel a la cocina. Los abracé y me quedé esperando a ver a David, pero…—Dijo que no quería molestarte. —respondió Adara.«No te enojes con mi papasito, tú lo echaste diplomáticamente.» La verdad no me gustó el no verlo, y no podía reclamarle nada, yo le pedí tiempo. Me puse a ver una película con los niños, sobre las ocho de la noche me llegó un mensaje de él.«Brisa, estoy en el Desquite, reunión de caballeros, espero descanses y me gustaría poder hablar contigo mañana.»«Hola, disfruta, nos vemos.»¿Le escribo solo eso? Le di enviar, luego me arrepentí y volví a mandarle otro mensaje.«Cuídate, no tomes mucho, pide un taxi y cuando estés en tu casa me escribes.»«Ahora sí eres mi Brisa.» —sonreí.Mis hijos se quedaron dormidos en la cama, me puse una bata de seda, eran
Todo el cuerpo me temblaba y una punzada de remordimiento se instaló en el pecho, «me acosté con otro.» —Con manos temblorosas destapé el sobre de Fernanda.Hola, mi querida amiga.No te asustes, solo estoy cumpliendo un par de peticiones, por ahora solo puedo decirte que Deacon en su lecho de muerte me pidió enviarte un ramo de flores con esa carta que ha permanecido sellada desde entonces. Me gané ese honor por ser la amiga chancleta y metiche. Me dio el aval de entregarla antes del año si fuera necesario. Por eso te la entregó tres semanas antes del tiempo de su año de su fallecimiento.Ayer cuando me visitaste comprendí que debía entregártela, además tengo un nuevo requerimiento y debo cumplir con ello. Por eso Blanca te pido como amiga, deja ir el pasado, recibe el presente que sin duda es tu felicidad y encapsula los bellos recuerdos de tu matrimonio como la mejor experiencia de tu existencia.¡Juera! —como diría Alejo—. Me salió en verso.Te queremos mucho.Metiches milagrosos
Llegué al apartamento después de estar efectuando él sin número de diligencias para dejar todo listo y como Fernanda lo quería. En la mañana llevé a los niños, luego de regresarlos a la casa, no vi a Blanca, pero aproveché para sacar y buscar los documentos para poder casarme. Me dijo que gracias a que Carlos era el representante legal de ella tenía todos los que necesitaba.La boda será por la iglesia y quería que nos pudiera casar el padre Castro, aunque con su agenda podría ser algo complicado, tendría que viajar a donde nos casaremos, que no tenía idea aún donde sería. Los papeles que pedía la iglesia se los daría mis suegros y como me iba a casar hace unos años ya tenía los míos. Tenía que llevárselos a las dos de la tarde a su casa. Al llegar a su casa vi a todos mis amigos y mis suegros, a cada uno le dio una tarea específica.Frente a todos supe que mi boda sería llevada a cabo en Marinilla, cerca de ese pueblo antioqueño, Carlos tenía una cabaña donde debía pasar con mi Brisa
Escuchar esa proposición y verlo mirándome, esperanzado ante mi respuesta que en el fondo era lo que deseaba para sentirlo solo mío y que nadie me lo quitara, porque jamás permitiré alejarnos. Sin duda soy una prejuiciosa y solo lo había sido con él.—¿No vas a darme una respuesta, Brisa?—Sí.—Sí ¿qué?Mis lágrimas surgieron que en todo el día no he podido detenerlas por el sentimiento de la carta de Deacon.—Si debemos hablar, si te daré una respuesta y si quiero casarme contigo. —Me lancé a sus brazos, sin dejar de llorar, estaba demasiado nostálgica—. Me fuiste a buscar a Grecia, si fui importante para ti.—Blanca… —Fue un susurro mi nombre, sus brazos se aferraron a mi cintura—. Perdóname por no haber luchado por ti en ese entonces. Pero aún tenía tantos demonios en mi cabeza.—Vine a invitarte a bailar, tomarnos un par de tragos y pasar la noche en un hotel, ya que mis padres se llevaron a mis hijos el fin de semana, ellos ni cortos ni perezosos me abandonaron.—Acepto tu invita
Seguíamos en el hotel. Anoche fue increíble, y me siento un joven iniciando en el sexo. Porque no nos podíamos quedarnos con las manos quietas, y pienso que ella se encuentra igual, porque quien despierte primero era para iniciar una caricia y de ahí se revivía la pasión. Eran las siete de la mañana y la veía dormir, a las tres ella comenzó y termínanos demasiados cansados.Ahora no había un solo lugar de su cuerpo donde no haya estado y en una semana será mi esposa. —Me parece un sueño y temo a tanta felicidad, solo espero que ya haya pagado todas las cuotas de mis pecados Dios—. Deseo tanto tener lo que siempre he añorado, una familia. Brindarle a Guillermo una estabilidad.Le acaricié la espalda sin detenerme hasta llegar a su trasero que en la madrugada fue mío. Quien iba a pensar que siento tan tímida en la cama se entregaba por completo. —le di un beso en la espalda.—Despierta amor, debemos arrogarnos, llamar a los niños, e iniciar un viaje a tierras antioqueñas. —le di una pal
No había manera de enojarme, y menos con mis amigas, siempre he estado dispuesta a ayudar, ahora ellas me ayudaron a mí, y el saber que se unieron para eso, me confirmaban que aceptaban y apoyaban mi unión. —¿Solo como cocino? —algo se le estaba endureciendo.—Sabes que no, eres mi batidora personal. —solté la carcajada.—Dile a tu amigo íntimo que no se alegre, porque mañana es nuestra boda y hoy debemos estar castos.—¿Qué?—Lo que escuchaste. —Sus manos apretaron mi trasero y presionó fuerte.—¿Última palabra?—Yo tengo palabra, señor Guzmán.—Y yo suelo ser muy insistente, futura señora Guzmán.Gané al pasar la noche sin sexo, pero el tramposo de David muy a las cinco de la mañana me regaló un delicioso despertar con su lengua que solo pude ver las estrellas y después de eso él pudo hacer conmigo su santa voluntad. Sabe lo que tiene y como lo mueve. Al bañarnos juntos determinamos que quedamos empatados.Llegamos a la finca a las ocho de la mañana y no me permitieron ver lo que
La parranda vallenata en la que se convirtió mi boda fue monumental. No me la imaginé que fuera a ser tan buena. Hubo orquesta, mariachis, Alejo cantó varias tantas. La comida fue exquisita, no solo los platos principales, los pasabocas, la gente pasó comiendo, bailando, cantando, tomando y riendo. —Eso me gustó demasiado. La felicidad en todos mis amigos y me alegraba que se sintieran felices por mí. Porque yo me encontraba en el mejor día de mi vida, después de tanto esperarla ahora era mi hermosa esposa. Ya eran las cinco de la mañana; habíamos bailado hasta terminar cansados, era como una de las muchas parrandas en nuestra época universitaria. Los niños hacía mucho, se habían ido a dormir, al igual que el padre Castro, quien nos acompañó hasta las doce. Hubo almuerzo a la carta con personal del restaurante de José Eduardo de la sede de Medellín, luego un bufete para la cena, después de la medianoche las mamás de nuestras mujeres se pusieron a hacer un sancocho para mantenernos e