Nos marchamos del restaurante donde Reymond lanza una bomba de información que deja a todos atónitos y a Nate como el centro del caos. Pero, yo no me siento mal por ello, porque al final, lo que dijo Reymond es verdad.
Sin embargo no creí que fuera necesario que dijera todo eso para divulgar lo cruel que es Nate, ya que, la vida misma se encargaría de esparcir eso por mucho que Nate niegue que lo hizo.— ¿Estás bien, Reymond?— Pensé que no te importaba lo que me sucediera. — dice Reymond con frialdad.— Eres mi esposo y padre de mi bebé, lógicamente debo preocuparme por ti. — digo de inmediato.— Al menos estás siendo sincera. — dice él mirándome levemente.— ¿Cómo sabes que lo soy?— No creo que seas capaz de hacerlo. Pueda que hayas mentido sobre las maldiciones, pero, no serias capaz de meHoras despuésNo sé en qué momento me he dormido ni mucho menos, cuantas veces tuve sexo con el hombre del que debí alejarme en todo momento, porque sé que todo será peor si se enteran de que en vez de enfrentar el castigo por separado, ahora estamos casados y con un bebé en camino.Me muevo al sentir que no debería estar así de unida con Reymond, ya que, tener su mano en mi vientre y mi espada pegada a su pecho, podría mal acostumbrarme a algo que no debería.Pero, solo tomar la mano de Reymond para alejarla de mí, hace que sienta un desgaste de energía que dudo que sea fácil recuperar. Además, cuando creo que estoy logrando que se aleje de mí, él vuelve a colocar esta mientras se mueve levemente acomodándose mejor.— Duerme un poco más. — dice Reymond.— No puedo hacerlo, se supone que ayer recibiría
La vergüenza me invade porque sé lo que sería capaz de decir Reymond, por eso, cubro su boca con mis manos, mientras él me observa con una ceja levantada por mi reacción. Dándome a entender cuanto disfruta hacerme avergonzar.— No te preocupes, Elise, si he notado que tenemos visita. ¿Cómo va todo, señor Maximus? — dice Reymond tomando mis manos, para colocarla sobre una de sus piernas.— Bien, afortunadamente…Los dos comienzan a hablar de cosas triviales mientras yo me avergüenzo por lo que ha dicho Reymond con tanta naturalidad y que también, sea capaz de salir usando un pantalón para dormir.Pero, ¿Quién soy yo para decirle a Reymond lo que no debería hacer? Sobre todo, cuando a él le importa poco lo que pueda decirle. Así que, me dirijo al comedor donde de inmediato, nos sirven el desayuno a los tres.Reymond,
El señor Maximus se marcha y yo me quedo en la casa esperando que algo bueno suceda, aunque no he hecho algo para merecerlo. Porque es evidente que he perdido mi esencia cuando reencarné.Mi mente es un caos, porque no sé qué hacer, ya que, aunque comprendo que no es buena idea quedarme con Reymond cuando el castigo era no estar cerca de él, sé que si me marcho, todo empeorará porque Nate se hará cargo de mí.Mi error no fue aceptar la ayuda de Reymond, si no, involucrarme en lobos que desde un principio no parecían serios conmigo. Porque eso de ‘tener una relación en privado’, no era más que una estrategia para tenerme a su merced, mientras estaban con las mujeres que si merecían su entrega,Ahora que tengo un hombre que no me quiere como un entretenimiento, me enfrento a la difícil situación y es que es la persona menos apropiada para mí. Estam
Observo seriamente al hombre que no deja de sorprenderme, pero, lo que más debería sorprenderme soy yo por no haber notado desde antes todo lo que estaba sucediendo, si no que, tuve que verlo aquí sonriéndome para saber que es el causante de todo.— ¿Qué haces aquí, Reymond Perasi?— Prefiero que me llames Flameforge, ese apellido es más agradable. — dice Reymond mientras mi jefe lo saluda.— Hemos cumplido, jefe.— Muchas gracias, ya puede marcharse. — dice Reymond y el hombre sale huyendo de la oficina.La sonrisa radiante de Reymond, me causa malestar, sobre todo, porque se está burlando de mi ignorancia, ya que, por mucho que pensé que había algo extraño, no me imaginé que fuera por eso.— Realmente no dejas de sorprenderme, Reymond Perasi.— Eso es bueno, porque entonces no sentirás que el matrimonio
Confundida, observo a las chicas que parecen emocionadas por la respuesta que les puedo dar, por eso, no logro comprender si fue que escuché mal o si la mente de ellas está… mal. Porque solo una de esas explicaciones es que pueden justificar que ellas digan algo así.— ¿Eh?— ¡Claramente no hablamos de su sobrino, señora!— No deberías entonces mencionar el apellido del alfa. Ya que, además de nuestro líder alfa quien lleva el apellido es el alfa Nate Perasi. — dice la otra chica golpeando levemente a la chica que habló inicialmente.— Bueno, descartemos a Nate Perasi, ese hombre no me agrada es muy promiscuo. — dice la chica que hasta el momento se había mantenido en silencio.‘¿Qué rayos está sucediendo aquí? ¿Cómo se supone que debo responder a este encuentro donde es evidente que no tengo e
Soy consciente de lo que hago, por lo que, comprendo perfectamente la mirada cargada de desespero de Jay cuando las chicas comparten el auto con nosotros y sin tener vergüenza, le hacen a Jay al menos cinco preguntas por segundos.Aunque Jay ni siquiera se esfuerza en hablar, ellas no se dan por vencidas y por eso, escuchamos todas las historias que tienen por decir en tan poco tiempo.‘Deberían intentar ser raperas, porque realmente hablan muy rápido.’ Me digo mentalmente.Jay, se esfuerza por llegar rápido a nuestro destino y de inmediato, sale del auto como si este fuera a explotar en cualquier momento y no lo culpo, yo también siento que estas mujeres son capaces de causar el fin del mundo solo por hablar tanto en un espacio tan reducido.Mi escudo, respira profundo y abre la puerta para que salgamos, yo soy la última que lo hace, por lo que, vuelve a mirarme suplicante para que me detenga, pero, no puedo co
Soy consciente que no ha nacido una sola omega que sea capaz de ir en contra del alfa al que le pertenece, porque la marca no es algo tonto al que se le puede contradecir o ignorar. Pero, aun sabiendo eso, intento negarme a su petición, aunque mi cuerpo desea más que eso.— Reymond…— Sí, mi Elise. — dice Reymond en un tono peligroso que hace que tensione mi cuerpo por el hormigueo que causa.— Deja de bromear y detén esto.— ¿Qué quieres que detenga, mi querida luna? — pregunta Reymond sonriente.Miro a mi alrededor en busca de las personas que se supone traje para evitar cosas como estas, pero, ninguna está cerca. Por eso, Reymond se ríe.— ¿Realmente creíste que ellos iban a protegerte de mí, Elise? ¿Acaso no recuerdas quien es el jefe?— Eres un desgraciado.— Lo soy, pero, cariño, es
A Reymond no le importa que le diga que se detenga, él solo me levanta como si fuera algo fácil de mover y entra conmigo a uno de los salones donde con solo cerrar la puerta uno tiene la privacidad que desea.La mesa, en medio del salón, es donde Reymond me coloca para comenzar a chupar, morder y agarrar con fuerza mi cuerpo.— Detente, Reymond. Estamos en un restaurante.— Tenemos la privacidad que necesitamos, Elise. así que, no le des importancia a cosas que no son relevantes y solo disfruta. — dice él.— No lo hagas, no quiero esto, detente, por favor.— ¿Por qué tu cuerpo me dice algo diferente? — pregunta Reymond sonriente.— Si haces esto, comprobarás que mi cuerpo te pertenece pero, mi mente te odia.— Adelante, Elise. ódiame, puedo vivir con tu odio, pero, no sin ti. Eso es algo que hemos comprobado. — dice Reymond rompiendo