A Reymond no le importa que le diga que se detenga, él solo me levanta como si fuera algo fácil de mover y entra conmigo a uno de los salones donde con solo cerrar la puerta uno tiene la privacidad que desea.
La mesa, en medio del salón, es donde Reymond me coloca para comenzar a chupar, morder y agarrar con fuerza mi cuerpo.— Detente, Reymond. Estamos en un restaurante.— Tenemos la privacidad que necesitamos, Elise. así que, no le des importancia a cosas que no son relevantes y solo disfruta. — dice él.— No lo hagas, no quiero esto, detente, por favor.— ¿Por qué tu cuerpo me dice algo diferente? — pregunta Reymond sonriente.— Si haces esto, comprobarás que mi cuerpo te pertenece pero, mi mente te odia.— Adelante, Elise. ódiame, puedo vivir con tu odio, pero, no sin ti. Eso es algo que hemos comprobado. — dice Reymond rompiendoPuedo ver el enojo en Reymond por mis palabras y como él da solo dos pasos y ya está tan cerca de mí que me agarra del cuello con tanto enojo que sé que dejará una marca.— ¿Qué acabas de decir, Elise? — pregunta en un tono tan peligroso que las alarmas en mi cabeza se activan, pero, yo miro hacia el hombre que idealice aun sabiendo que no era bueno.— Mátame, Reymond. Así mi castigo termina y yo puedo regresar a donde pertenezco. — digo con frialdad.Los ojos de Reymond se vuelven completamente rojos, pero, deja de apretar mi cuello, para alejarse un poco de mí y así caminar de un lado al otro, mostrando cuan frustrado está.— Realmente te estás empeñando en acabar con mi paciencia.— Esto que has hecho, me ha ayudado a comprender porque lo nuestro es un ‘no’ rotundo.— ¿Eso crees?— T
Me quedo en silencio, no tengo ganas de pelear con él, porque sé cómo terminará todo. Así que, solo me concentro en usar mi energía para vivir, ya que, el bebé necesita que este viva para él estarlo.— Elise, te estoy hablando. ¡Anda, dime que soy un desgraciado destruye todo a tu paso o amenázame que vas a largarte de aquí! — grita Reymond.No me muevo, no tengo interés siquiera en girarme para verlo, por eso, me sorprendo cuando él me carga sin importarle que al hacerlo me ensucia con una sangre que sé que no es de él.Su mirada, está llena de preocupación, pero, sé que ello no es suficiente para que él sea bueno conmigo, por eso, supero rápido la sorpresa que me causó al cargarme y miro a cualquier lado, menos hacia donde él esta.— Antes tenías mucho que decir, así que, habla.
Reymond sigue avanzando conmigo sin que nadie me ayude por mucho que yo llore porque no puedo siquiera pedirle a mi cuerpo que se resista al hombre que me domina usando las feromonas que tanto me debilitan.Todos nos saludan y él ignora sus saludos mientras entra por una puerta donde debe bajar escaleras para llegar a su destino. Yo ni siquiera me esfuerzo en aferrarme a algo a mi alrededor, porque mi cuerpo obedece a Reymond y todo lo que tenga planeado para mí.— Hemos llegado. — dice Reymond dejándome sobre un sillón donde no me atrevo a abrir los ojos.Porque sin necesidad de saber qué es lo que está sucediendo, sé que no es algo bueno lo que me espera, ya que, el olor a muerte recorre todo el lugar esparciendo la sangre para que sea más terrorífico, adicionalmente los gritos suplicando que se detengan, hacen que el lugar sea horrible sin que yo confirme ello con mi vista.Por eso, me
Narra Reymond.Estoy molesto, porque ese desgraciado fue auxiliado por mi esposa, cuando estoy seguro de que le he dicho cuanto me desagrada que ayude a algún hombre. Ella sabe cuan molesto me encuentro, así que, ¿Cómo se le ocurre hacer lo contrario a lo que deseo?Quiero con esto que entienda que si quiere ser obstinada, yo tengo varias maneras de hacerla entrar en razón, por lo que, debe dejar de actuar como una niña tonta y enfrentarse a la realidad de la mejor manera posible.Pero, todo lo que tenía planeado, queda en el olvido cuando ella pierde la consciencia en mis brazos. Mi valentía, enojo y frialdad, desaparece por completo después de escucharla mencionar a nuestro hijo.— ¡Elise! ¡Por favor, despierta! — grito golpeando levemente su mejilla, pero, eso no hace que despierte.Su cuerpo, emite una luz extraña y no sé si eso es una buena noticia o no,
Mis hombres intentan alejar un poco a Maximus, porque saben que no tengo paciencia para lidiar con sus tonterías. Pero, él no se aleja ni mucho menos se perturba por el aura maligna que desprende de mi cuerpo por sus comentarios tontos.— Sabes a lo que me refiero, Reymond. Así que, debes ser consciente que estamos aquí por tu culpa. — dice Maximus.— Realmente quieres morir. Me habían dicho que los lobos de tu manada no tienen ningún miedo de morir, pero, ahora que estoy viéndolo con mis propios ojos, es sorprendente. — digo sonriendo.— ¿Crees que es motivo de sonreír, Reymond? Con esto solamente estás alejando más a tu esposa. — dice Maximus.— Como digas, viejo.Mis hombres lo alejan poco a poco de mí, pero, a él le importa poco lo enojado que me encuentro, porque no hay una sola perturbación en él ni mucho me
Respiro profundo, observando a Elise pienso en toda nuestra historia y lo imprudente que fue al exponerla a mi maldad cuando ella no está acostumbrada a ese tipo de perversiones. Sabía lo que sucedería, porque antes se desmayó viéndome sucio de la sangre de mi víctima.Así que, ¿Qué podría esperar al verme matar a alguien con mi característico salvajismo? ¿Acaso esperaba que ella aplaudiera por todo lo que le hice a ese beta? Solo a mí se me ocurrió hacer algo así.El doctor se encarga de que mis huesos sanen en la posición que corresponde, mientras mi cuerpo se encarga de sanar lo físico, porque mi estúpida mente no tiene posibilidad de ser sanado.— ¡Tío, me he enterado de que mi Elise está hospitalizada! ¡Permite que visite a mi tía! — aúlla Nate con tanta fuerza que estoy seguro de que su
Comprendiendo que no puedo tomar a la ligera las palabras de Nate, subo a mi auto escribiéndole a mis amigos sobre la ayuda que me darán y que cosas necesito para que todo este perfecto.— Averigua que es lo que está tramando Nate. Si está así de confiado es porque algo está preparando. — ordeno a uno de mis hombres.— Sí, señor. — dice Eliot.— ¿Cómo están las cosas en el hospital? ¿Les han reportado algo? — pregunto aunque sé la respuesta. Porque si fuera algo urgente, ya habrían aullado pidiendo mi presencia.— Todo está normal, señor. No hay una sola novedad que nos hayan informado. — dice Eliot.Nos marchamos rápido al hospital y es desde la habitación de Elise que preparo todo para nuestro traslado. Porque no puedo dejar para después la seguridad de mi familia. Por eso, habl
Un mes despuésYa no hay un solo contrato para acabar con algún idiota que pueda calmar mi enojo y frustración. Los doctores siguen sin decirme porque Elise no despierta y yo estoy que mando al infierno a todas las personas del mundo.— Deberías calmarte un poco, Reymond. No comprendo cómo puedes ser tan impaciente cuando eres un asesino a sueldo. ¿Qué pasaría si alguien te contrata para matar a alguien peligroso? ¿Podrás concentrarte? — pregunta Helmut caminando de un lado al otro.— Sorprendentemente, puedo concentrarme cuando trabajo. Pero, apenas termino todo, el desespero de que ella no despierte vuelve a recorrerme.— Es claro que somos un desastre sin nuestras esposas. — dice Helmut.— No soy un desastre, solo necesito que ella despierte.— Ojalá pudiera al menos ver a mi esposa. Si hubiese sabido de su embarazo… habr&iacu